2022-01-06 10:55:52
Para quien por algún acto de fe crea en este virus (no aislado en su forma purificada) y en esta enfermedad (indemostrada como cuadro clínico diferenciable de otros pre-existentes) una cosa resulta ya insoslayable: la inoculación NO previene la transmisión.
Esta irrefutable constatación echa por tierra el repugnante, demagogo y patético discurso de la "vacunación como acto de responsabilidad", puesto que quienes se inyectan lo único que estarían haciendo es garantizarse menos complicaciones una vez contraído el fantasmita. Dejarse inocular una sustancia experimental (cualquiera de ellas) es por lo tanto una especie de rito supersticioso pura y llanamente egoísta. Imponer un pasaporte como medida de contención es no sólo fascista, discriminatorio, sino imbécil. Y ya está la evidencia incluso en los papers científicos del Régimen de la Verdad covidiana
"La justificación científica de la vacunación obligatoria en EE.UU. se basa en la premisa de que la vacunación previene la transmisión a otras personas, lo que da lugar a una "pandemia de los no vacunados". Sin embargo, la demostración de infecciones por el virus COVID-19 entre trabajadores sanitarios totalmente vacunados en Israel, que a su vez pueden transmitir esta infección a sus pacientes, exige una reevaluación de las políticas de vacunación obligatoria que conducen al despido laboral de los trabajadores sanitarios no vacunados en EE.UU. De hecho, cada vez hay más pruebas de que los títulos virales máximos en las vías respiratorias superiores de los pulmones y el virus cultivable son similares en individuos vacunados y no vacunados. Una investigación reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. sobre un brote de COVID-19 en una prisión de Texas mostró la misma presencia de virus infeccioso en la nasofaringe de individuos vacunados y no vacunados.6 Del mismo modo, los investigadores de California no observaron diferencias importantes entre los individuos vacunados y los no vacunados en cuanto a la carga viral del SARS-CoV-2 en la nasofaringe, incluso en aquellos con infección asintomática demostrada.7 Por lo tanto, las pruebas actuales sugieren que podría ser necesario reconsiderar las políticas actuales de vacunación obligatoria, y que el estado de vacunación no debería reemplazar las prácticas de mitigación como el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y las investigaciones de rastreo de contactos, incluso dentro de las poblaciones altamente vacunadas."
https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(21)00768-4/fulltext
@abrelosojos2021
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