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Algo del Evangelio

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El evangelio de cada día con un breve comentario, en formato de audio, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina. www.algodelevangelio.org
Cualquier testimonio o consulta escribir a algodelevangelio@gmail.com

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Los últimos mensajes

2023-07-06 02:58:14
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2023-07-06 02:58:09
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2023-07-06 02:57:10 La fe es así, se potencia cuando es de a muchos, se siente más cuando va acompañada. La fe en grupo es buenísima, porque Jesús al ver la fe de muchos, hace lo que a veces no podemos lograr solos en años. Él se conmueve cuando ve que nos ayudamos mutuamente para sanarnos entre nosotros.
Alguien me contó que a raíz de este Evangelio hizo un grupo de WhatsApp que se llama «Los camilleros», aquellos que quieren llevar a otros a Jesús. Por eso debemos dejarnos ayudar por otros si no andamos bien, debemos dejar que otros nos lleven a Jesús cuando andamos rengueando o dolidos, cuando andamos tristes o ensimismados, cuando andamos casi paralíticos que no queremos ni movernos. Por eso tenemos que ver a quién podemos ayudar hoy para acercarlo a Jesús, para que se anime a «dejarse llevar». Solo yendo todos a Jesús podremos ser curados y perdonados, o perdonados y curados. La gran curación de nuestra vida es el perdón, porque en realidad es la falta de perdón la que nos enferma y paraliza. Hay miles de cristianos paralíticos, pero que en realidad están paralizados por los pecados que cometieron, o que sufrieron por otros y tenemos que ayudarlos. Vos y yo también necesitamos ser ayudados. Que hoy sea un día para ir en grupo a Jesús, para conmoverlo, para animarlo a que haga lo que tantos desean y no se dan cuenta. Si no podemos ir a él en grupo, recemos juntos, de a miles, en este momento, para que muchos más se dejen perdonar por el amor miericordioso de nuestro buen Jesús.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

www.algodelevangelio.org
algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar
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2023-07-06 02:57:10 Comentario a Mateo 9, 1-8:

Aquel que empieza a amar más a Jesús… aquel que recibe esa invitación y comienza a hacerla carne en su vida, jamás se queda solo, jamás está solo, al contrario, no le alcanza el tiempo para dar amor y para recibirlo de tantos que se cruzan por su vida. El amor familiar, el amor de hijos a padres y de padres a hijos, es uno de los regalos más lindos que puede recibir una persona en la vida, pero al mismo tiempo es limitado, y es solo un reflejo de lo que es el amor de Dios, hacia nosotros y de nosotros hacia él. Por eso el amor humano se transforma en «trampolín», en instrumento, en medio para amar a Dios Padre, a Jesús, guiados por el Espíritu Santo. Por eso hay que animarse a amar más a Jesús sin miedo, sin temor a quedar en ridículo, sin temor a parecer «fanáticos», como dicen algunos, sin respetos humanos de pensar en lo que están pensando los otros, sin miedo a un mundo que, en el fondo, no nos respeta, sino todo lo contrario, se nos burla.
Vos que estás escuchando, seguro que tendrás experiencia, o la estarás teniendo, de lo que realmente cambia la vida, la fe, por ejemplo, pensá en la cantidad de gente, de corazones que conociste gracias a la Iglesia, gracias a que te entregaste de algún modo a Jesús. Pensá en los distintos horizontes que pudiste descubrir gracias a la fe tuya y la compartida. Rezá y pensá en la cantidad de vivencias que te abrieron el alma gracias a estar en esa parroquia, en ese grupo, en ese movimiento, en ese servicio que te animaste a empezar alguna vez. Pensá en la cantidad de gente que gracias a la palabra de Dios conociste y ayudaste (es una maravilla), en los grupos que ahora reciben estos audios, en los grupos que vos tenés y armaste, las personas que fuiste conociendo en el camino solo por el amor de Jesús. Amar más a Jesús nos ensancha el corazón y nos hace amar más y mejor a los otros, no te lo olvides nunca.
Algo del Evangelio de hoy nos puede llenar el corazón de certezas y de alegrías. No te asustes de lo que voy a decir, pero la fe en grupo, en patota, como decimos por acá es mucho más linda y verdadera que la solitaria y muy segura de sí misma. Sé que es una palabra que suena un poco fea para esto, pero espero que la entiendas bien, creo que refleja un poco lo que pasa cuando la fe se comparte, cuando se vive en grupo, como la escena del Evangelio de hoy. Así dice la palabra: «Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”». No dice al ver la fe de «ese hombre», del paralítico, sino la fe de «esos hombres». ¡Qué lindo! La fe mueve montañas, pero la fe de a muchos, la fe entre amigos, la fe en grupo mueve cordilleras enteras. Podríamos preguntarnos a quién se refería Jesús con «esos hombres». ¿A quién se refería? Suponemos que a los que llevaban en camilla al paralitico, que, por otro Evangelio, sabemos que eran cuatro y que por la dificultad que tenían para pasar por la multitud que había, lo subieron al techo y de ahí lo bajaron, sí… así como escuchás, increíble. No se puede entender el milagro de hoy, el perdón y el volver a caminar de este hombre, si no es por estos hombres que llevaban al paralítico, que los podemos llamar «los camilleros». No sabemos si eran amigos o conocidos, pero hicieron lo que él no podía hacer, ir hacia Jesús. Camilleros o paralíticos, o ambas cosas al mismo tiempo. Eso somos en la vida. O también podríamos ser de los que no «pueden creer» que Jesús perdone los pecados, que en realidad es el verdadero milagro de este milagro. Ojalá que no seamos de esos. Pero… ¡Qué lindo que es ser «camilleros». ¡Qué lindo que es también que alguien alguna vez nos lleve en camilla a Jesús! En definitiva, todos se acercaron a él, unos por llevar y otros por ser llevados. Es así. A a mí y a vos nos llevaron alguna vez medio paralizados del corazón y otras veces nosotros acercamos a otros que andan sin poder «moverse» en esta vida. La vida es así, es un ida y vuelta como decimos muchas veces.
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2023-07-06 02:56:44 Jueves 6 de julio + XIII Jueves durante el año + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 1-8

Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados».
Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema».
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
Él se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Palabra del Señor.
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2023-07-05 02:47:15
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2023-07-05 02:44:55 Se da cuando alguien prefiere pagar menos a sus empleados para ganar más de lo que su vida le da para gastar. Se da cuando un empleado se aprovecha, también, de la generosidad de su jefe y saca de más, y roba. Se da cuando se prefiere matar a miles de niños en los vientres de sus madres, en vez de enseñar que somos seres creados para amar, que cada uno tiene valor. Se da cuanto preferimos no jugarnos por nada y callarnos mientras vemos que otros sufren, mientras nuestra voz podría hacer de este mundo algo un poco más justo. Echamos a Jesús de nuestra «ciudad corazón» cuando se vuelve incómodo, cuando su amor y su poder de amor nos invitan a jugarnos por los que están fuera de la sociedad, como estos dos endemoniados, pero no nos animamos. Echamos a Jesús de nuestro corazón y de la Iglesia cuando preferimos amarlo menos y amar más unos billetes que nos darán un poquito de felicidad pasajera. Echamos a Jesús de nuestra vida cuando vemos corrupción y somos cómplices por conservar nuestro lugar, olvidándonos que la corrupción mata a miles de personas. Amamos menos a Jesús cuando por no «perder» nuestra posición dejamos que los demás se «ahoguen» en su posición, como decía san Alberto Hurtado.
Amar más a Jesús es concreto y real. Se juega en las decisiones que tenemos que tomar hoy, en este momento. En las decisiones que nos invitan a ser, antes que nada, justos, para después ser caritativos. Estos endemoniados merecían otro lugar, otro trato, mucho más digno. Hay mucha gente en este mundo que merece otra cosa y, antes de ser buenos con ellos, antes de ser caritativos, tenemos que luchar para que reciban lo justo. Es fácil ser bueno y caritativo con lo que nos sobra. Es fácil para los Estados hacer asistencialismo o inclusión con el dinero de los demás que no es de ellos. Es fácil dar cosas para parecer «mejor» por dar algo. Es difícil ser justos. En este mundo, vos y yo, muchas veces nos sale ser buenos hasta que nos tocan el bolsillo. Y la fe, Jesús, su amor, tarde o temprano, nos tocan el bolsillo, la generosidad, para aprender a jugarnos por el bien, por la verdad y también por la justicia.
Amemos a Jesús no solo de palabra, sino con obras y de corazón. No hagamos como estos pobladores que, por mezquinos, por avaros, echaron a Jesús de sus vidas y se perdieron lo mejor.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

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algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar
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2023-07-05 02:44:55 Comentario a Mateo 8, 28-34:

Parece fácil decir que tenemos que amar «más» a Jesús, incluso más que a nuestros propios hijos. Es fácil decir que amamos a Dios sobre todas las cosas, de la boca para afuera. Es fácil porque son solo palabras muchas veces, pero en realidad, obviamente, lo difícil, lo verdadero, es que esto se haga realidad y que no sea solo de la boca para afuera. Por eso Jesús también llegó a decir: «No son los que me dicen “Señor, Señor” los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Pero esto no es para atormentarnos, para sentirnos menos o para que sintamos culpa. Cuando Jesús nos pide que lo amemos más, obviamente, nos está pidiendo un amor efectivo y afectivo, un amor con acciones y de corazón, pero esto no se contrapone con el amor humano a nuestra familia, a nuestros seres queridos, a nuestros amigos. Como vengo diciendo, lo engrandece, lo trasciende, lo ensalza, lo sacraliza, lo hace sobrenatural. ¿Cómo debe darse esto en la vida personal de cada uno de nosotros?, te preguntarás. Bueno, la verdad es que no hay un manual. Eso es lo que cada uno de nosotros debe rezar cada día y discernir. El deseo de Jesús es que lo amemos más y ese más, ese plus que nos pide es el que dependerá de la elección de vida de cada uno, de su familia, de su trabajo, de su contexto, pero, principalmente, de su corazón, que es el motor de todas sus acciones.
Se puede amar más a Jesús siendo albañil, carpintero, ama de casa, empresario, deportista, pescador, empleado, estudiante, barrendero, escritor, vendedor, obrero, religioso, sacerdote; joven, niño, adulto o anciano. La vida de los santos son grandes ejemplos de esto que estoy diciendo. ¿Dónde dice Jesús qué es lo que debemos ser en esta vida, qué profesión tener o qué trabajo tener? Nos dijo que lo amemos más, pero no cómo. Por eso, esta invitación no es exclusiva para algunos, aunque a algunos les guste hacerlo parecer así. Él se lo pide a todos los que quieran seguirlo y la condición necesaria es querer, y querer que sea lo principal en nuestra vida, sabiendo que, si está él, todo lo demás, de alguna manera, se acomodará. Todo lo demás se dará por añadidura.
En Algo del Evangelio de hoy se nos da un indicio, una pista de lo que muchas veces pasa en este mundo, cotidianamente, incluso dentro de nuestra Iglesia, la que somos parte; en este mundo donde prima el poder y el dinero por sobre todas las cosas. Sí, Dios es muy bueno, dicen muchos. Jesús es un lindo y atrayente personaje que sana, que cura, pero hoy expulsa demonios, pero finalmente hasta que, de algún modo, «toca» algo que para el mundo tiene valor o para nosotros. ¿Sabés qué cosa? El bolsillo, el dinero.
Vamos a la escena de hoy en la que hay varios personajes: por supuesto que Jesús, los endemoniados, los demonios, los cuidadores y, finalmente, los pobladores de la ciudad. ¿Qué se esperaría que pase cuando se escucha una buena noticia sobre el bien que se le hizo a unas personas atormentadas? Lo lógico sería escuchar alegría y agradecimiento. Sin embargo, dice la Palabra de hoy que «Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio». Sí, lo echaron de la ciudad, incluso después de haber hecho el bien. El sentido común nos indica que muy contentos con lo que había hecho no estaban. ¿Sabés cuál fue el problema de fondo? Los cerdos. En el fondo la pérdida económica. Es verdad, esos cerdos eran el sustento económico seguramente de mucho. Dos personas liberadas de esos demonios no valían tanto para ellos como los cerdos que se ahogaron en el mar. ¿Nos damos cuenta? ¿Nos parece extraño? No creamos, esto es más común de lo que imaginamos. Se da continuamente en las estructuras de este mundo que finalmente privilegian el poder y el tener sobre las personas (somos finalmente números para muchos). Se da en tu trabajo cuando eligen echarte por considerarte un número. Se da en un trabajo cuando pueden echarnos injustamente, por considerarnos un número.
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2023-07-05 02:44:28 Miércoles 5 de julio + XIII Miércoles durante el año + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 8, 28-34

Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: «Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara». Él les dijo: «Vayan». Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.
Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.

Palabra del Señor.
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2023-07-04 03:06:36

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