2022-08-19 02:56:27
Allí estaban muriendo niños casi recién nacidos de manera muy extraña, los pueblerinos no tenían ni la menor idea de lo que estaba sucediendo porque de un día para otro amanecían muertos, únicamente por la noche lloraban mucho durante unos días hasta que finalmente morían.
Algunos padres aseguraban que durante las noches notaban que su bebé empezaba a ponerse mal, escuchaban algún extraño y tenebroso canto de una ave que venía de los árboles aledaños a su vivienda, pero se daban cuenta de que no era un búho ni lechuza porque el fuerte aleteo del pájaro denotaba que se trataba de algo más enorme, ya que se escuchaban muy fuertes el agitar de sus alas entre las ramas, incluso decían que hasta llegaron a oír que aquel grande pájaro se posaba en sus techos, pero al querer levantarse extrañamente se quedaban dormidos y a los días irremediablemente su hijo moría, entonces ya cuando mi padre tenía cinco años mi abuela dio a luz al más pequeño de mis tíos, como lo dije antes ¡ellos vivían en una ranchería lejos del resto de la población, entre el monte! Se podría decir que alejados de la bendición de Dios dicho literalmente. Entonces mis abuelos en otro rancho no muy lejos de ahí tenían una parienta lejana que muy poco los visitaba, sin embargo, a raíz del nacimiento de mi tío empezó a frecuentar la casa de mis abuelitos, ¡también era algo raro debido a que nadie le había dicho sobre el nacimiento de mi tío! No sabían cómo, pero sola se había dado cuenta, lo más raro era que el bebé lloraba mucho cada vez que esta señora llegaba a la casa.
Lo cual era muy extraño porque mi tío había nacido muy sano y no daba lata, únicamente cuando quería comer lloraba un poco, pero eso era porque tenía hambre y desde que la tía lejana comenzó a ir se ponía chillón y aunque le dieran su teta no dejaba de llorar, mi abuelito era listo, ¡muy suspicaz! Y empezó a notar los cambios en mi tío y que su parienta mostraba un gran interés por él y por consecuente sin que nadie lo escuchara aconsejó a mi abuelita diciéndole que debían proteger al niño y obviamente también a mi papá que aunque ya tenía cinco años era pequeño y si le hacía daño a uno se lo haría al otro sin importar que ya tuviera esa edad. Los abuelos sabían de protecciones para las brujas, habían investigado por lo que estaba sucediendo en las rancherías y era el momento de poner en práctica lo aprendido, pero tendrían que ser muy astutos si no querían que sus hijos murieran como los que ya habían muerto en los alrededores.
Empezaron por ponerles ropa de color rojo al bebé y a mi papá, también les ponían sus ropas al revés, hicieron fajeros con listón rojo y antes de ponérselos les rociaban agua bendita, ¡era una especie de cintilla que ataron en la cintura de mi papá y mi tío! Luego miraron que en un momento que se acercó al bebé más pequeño, cuando sintió el poder de la protección por obvias razones eso molestó mucho a la bruja, el abuelo de inmediato lo notó y ella al sentirse débil por aquella protección, para no ser descubierta decidió irse a su casa, entonces mi abuelo se dispuso a expiarla más de cerca y empezó a seguirla, hasta que un día cuando estaba anocheciendo descubrió que ella se quitaba las piernas de la rodilla para abajo para después esconderlas en un lugar de su casa donde ella creía estarían seguras sin percatarse de que mi abuelo estaba mirando todo desde donde estaba escondido. Dice mi padre que el abuelo no daba crédito a lo que veía, pero que con valor se aguantó y siguió observándola sin hacer ningún ruido hasta que la miró convertirse en un enorme guajolote y se alejó volando de su choza sin detectar su presencia.
Mi abuelo salió de su escondrijo, sacó las piernas de donde su pariente las tenía ocultas y se las llevó a su casa, luego hizo una fogata con leña verde y las quemó hasta que se hicieron cenizas, cuando estuvieron bien quemadas recogió las cenizas y las depositó en una vasija y las guardó, en seguida preparó un par de tijeras en cruz y una la puso detrás de la puerta y otra en su ventana, así estaría bien protegida su pequeña casa y para estar más
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