2022-06-12 21:47:52
Decisiones y mercados financieros.
Una de las características de tomar una decisión es que se trata de una acción creativa y que integra todo lo vivido hasta ese preciso instante, de manera que solemos cambiarla ante un mismo escenario ya experimentado.
Los principales protagonistas de todo mercado financiero son aquellos inversores que tienen un gran músculo financiero y que, por tanto, pueden manipular las gráficas en cualquier sentido. O sea, pueden dirigir las operaciones de los, cada día más numerosos, minoristas que disponen de un capital ínfimo en comparación a esos monstruos en liquidez, ideas y, sobre todo, la paciencia que los traders particulares no tienen.
Uno de los momentos más espectaculares de la historia reciente, en lo que se refiere a decisiones humanas, fue la votación del Brexit en Reino Unido: literalmente casi nadie vio venir el resultado final, ya que es muy difícil prever lo que las personas están sintiendo en lo más profundo de sus entrañas. Muchas veces ni el propio usuario conoce la aplicación que se ha instalado y que se autoejecutará en el momento X. Y eso es lo que sucedió en ese 23 de junio de 2016, cuando la inmensa mayoría del mundo (incluidos los propios votantes) daban por hecho la NO salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Como en toda enajenación mental transitoria, como sucede en una borrachera, al día siguiente todo son arrepentimientos, que no son otra cosa que la voz de la parte racional de nuestro sistema operativo. Como sabemos, se trata del
lento del equipo y siempre llega tarde ante la hipervelocidad de nuestra ínsula o amígdala, responsable de nuestra mente emocional. El
tilt del ludópata (muy aplicable al trader particular); la borrachera extrema; la bronca infame y totalmente desproporcionada; el portazo que agrieta las paredes; o votar que quieres salir de la UE, cuando tu racionalidad no lo ve ni en pintura, es lo que conocemos como calentones ¿imprevisibles?.
Pero lo que si tienen esos calentones son consecuencias por su impacto. Y en cuanto se conoció el resultado de la votación, todos los mercados financieros del Planeta cayeron como si no hubiese un mañana. De hecho, muchas manos fuertes (los inversores poderosos) tampoco habían contemplado esta opción y, por tanto, no se habían planteado operar en corto, manteniendo sus posiciones pro alcistas. La gran diferencia entre esos monstruos profesionales y los diminutos inversores es que a los primeros les cuesta menos conectarse con su parte racional, esperando un momento de resistencia en la caída en picado, comprando cantidades ingentes de títulos y generando una leve, pero importante, subida temporal de la cotización, que les permita hacer caja al vender todos esos valores unos céntimos más tarde.
Mientras tanto, el trader minorista que había mantenido sus posiciones alcistas y que no consideraba de ningún modo el NO al Brexit, se conecta con su lado emocional y, por tanto, con la enajenación mental transitoria que no le permite reconocer que no ha acertado, que su inteligencia no ha sido capaz de ver lo que iba a suceder y, con todo ello, permanece totalmente quieto y bloqueado, viendo la caída en picado de sus activos y pensando que todo es un mal sueño del que se va a despertar. Sobre todo, cuando, por fin, observa ese leve resucitar de su posición, que no es otra cosa que el turbo de las manos fuertes del que hablábamos.
Si decidir es una acción creativa y cuando
estamos en un fuego lo hacemos con nuestro sistema operativo emocional, no parece muy recomendable que un trader minorista tome ninguna decisión, cuando está
quemándose a causa de sus pérdidas y, no lo olvidemos, por sus beneficios. De hecho, no es una buena idea tomar ninguna decisión inmerso en un
fuego financiero, limitándonos a seguir el plan de evacuación que diseñaron los profesionales, cuando todo estaba en calma.
311 viewsSalva Fernández, 18:47
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