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CAPÍTULO XI (Continuación) Cristiano encuentra en Fiel un c | 𝙀𝙗𝙚𝙣_𝙚𝙯𝙚𝙧✝❤️

CAPÍTULO XI (Continuación)

Cristiano encuentra en Fiel un compañero excelente; pero el temor recomendable de juntarse con él le enseña y nos enseña a ser muy cautos en elegir los compañeros de religión. Juntos, por fin, tienen conversaciones muy provechosas.

Después de todo esto, nuestro peregrino llegó a una altura que de intento había sido allí levantada para que los peregrinos pudiesen desde ella descubrir más camino. Habiéndola subido, vio muy delante a Fiel, y dándole voces, le dijo:

—¡Eh, eh! Espera y andaremos juntos el camino.

Fiel miró hacia atrás, oyó un nuevo llamamiento de Cristiano, y contestó:

—No, no; está en peligro mi vida, pues viene detrás de mí el vengador de sangre. —Esto molestó algo a Cristiano; pero haciendo un gran esfuerzo, pronto alcanzó a Fiel y aun le pasó, y así el último llegó a ser el primero. Entonces se sonrió, vanagloriándose por haberse adelantado a su hermano; pero no mirando bien dónde pisaba, de repente tropezó y cayó, y no pudo levantarse hasta que Fiel llegó a socorrerle. Entonces vi en mi sueño que siguieron juntos en la mayor armonía, discurriendo dulcemente sobre todo lo que les había pasado en su viaje. Cristiano abrió la conversación, diciendo:

CRIST. —Muy honrado y querido hermano Fiel: me alegro de haberte alcanzado, y de que Dios haya templado de tal suerte nuestros espíritus que podamos andar como compañeros en este tan agradable camino.

FIEL. —Mi pensamiento había sido venir contigo desde nuestra ciudad; pero tú te adelantaste y me he visto precisado a venir solo.

CRIST. —¿Cuánto tiempo permaneciste aún en la ciudad antes de ponerte en camino detrás de mí?

FIEL. —Hasta que ya no pude sufrir más; porque se habló mucho, así que saliste, de que en breve iba a ser reducida a cenizas por fuego del cielo.

CRIST. —¿Cómo? ¿Hablaban nuestros vecinos de esta manera?

FIEL. —Sí por cierto; por algún tiempo no se hablaba de otra cosa.

CRIST. —¿Y a pesar de eso sólo tú quisiste ponerte a salvo?

FIEL. —Aunque, como he dicho, se hablaba mucho de ello, me parece que no lo creían firmemente, porque en el calor de la discusión oí que algunos hacían burla de ti y tu viaje, calificándolo de desesperado. Pero yo creí, y todavía creo, que al fin nuestra ciudad será abrasada con fuego y azufre de lo alto: por lo mismo me he escapado.

CRIST. —¿No oíste hablar del vecino Flexible?

FIEL. —Sí; oí que te había seguido hasta llegar al pantano del Desaliento, en donde se dijo que había caído, pues él no quería se supiese lo que le había sucedido: pero una cosa vimos todos: que llegó a su casa bien encenagado.

CRIST. —¿Y qué le dijeron los vecinos?

FIEL. —Desde su vuelta ha sido objeto de irrisión y desprecio entre toda clase de gente, y casi nadie quiere emplearle. Está ahora mucho peor que si nunca hubiera salido de la ciudad.

CRIST. —Pero, ¿cómo se explica que en tan mala opinión le tengan, cuando ellos desprecian el camino que él abandonó?

FIEL. —Le llaman renegado, pues no ha sido fiel a su profesión. Yo creo que Dios ha excitado hasta sus enemigos para que se le mofen y sea hecho el oprobio de todos porque ha abandonado su camino.

CRIST. —¿Hablaste con él antes de emprender tu viaje?

Continuará mañana...