2022-07-18 20:27:18
Dos críticas establezco a la dictadura del general Franco¹. Una es el no haber tenido la altitud en el pensamiento político para establecer la separación de poderes de raíz y la representación política del elector para que fuera este sistema el blindaje a todo lo bueno que se hizo en España a nivel económico y cultural durante la dictadura. Otra crítica es la que establezco gracias a la lectura de Imperofobia de E.R Barea , y es la adhesión patriótica del régimen franquista a la generación del 98 y a los regeneracionistas, pues con esta adhesión el mensaje profundo que establecía el régimen era que España había sido un desastre sin paliativos hasta la llegada del "salvador de la patria" (para el régimen claro está) en este caso Francisco Franco¹, un desastre lo español en sí mismo y no a las situaciones que en España se daban por esa inercia cultural pesimista y por pertenecer a la generalidad Europea y como tal, también verse acometida por los dimes y diretes que antes o después afectaban a todas y cada una de las naciones europeas. El régimen pudo seguir la tendencia abierta por don Rafael Altamira² en su viaje por Hispanoamérica y su intención de recrear lazos reales entre las dos Españas, la peninsular y la continental de ultramar, intención esta fundamentada en un alto patriotismo en donde se establecía un objetivo claro y sencillo, sanear la personalidad de lo español alejándolo de victimismos, pesimismos, negrolegendarismos, y un largo etcétera de sentimientos autodestructivos, todo generado desde la élite política y cultural, r iniciando una ruta propia para establecer lo que es ser español y lo que es la nación española en sí misma, un camino propio alejado de la subordinación cultural ya fuera a Francia o más tardíamente a Alemania. Un camino más o menos acertado, pero propio, y abierto ya sí a la mejora paulatina basado en la prueba y el error propios, y no en los caminos que desde fuera eran proyectados dentro en nombre del modernismo, y a través dichas élites antes mentadas.
Para los pesimistas patrios. Los que nos tenemos por patriotas hemos de defender sin vacilar la supervivencia de la nación, observando sin ambigüedades los factores positivos y desdeñando como simples avatares históricos los negativos, confiando en que estos nos harán más fuertes cuando se establezcan el orden moral e institucional que anhelamos.
Altamira², otro faro en las sombras de nuestra historia ignorado por el franquismo para así justificar la grandeza de una España que por fin "rompía con siglos de agotamiento", y hoy ignorado por la partidocracia por ese mal vicio progre de sospechar primero, y después esconder, a todo aquello que muestre buen entendimiento de la patria, y fe en su supervivencia por encima de las circunstancias que le suceden.
Carlos Regalado
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