2021-10-11 17:30:10
El deber de los padres con los hijos consiste en gobernarlos, evitando tanto una severidad exasperante como una indulgencia excesiva.
Dios da los hijos a los padres como una materia plástica que puede ser moldeada para el bien o para el mal. Si Dios coloca un valioso diamante en manos de una pareja de padres y les dice que inscriban en él una frase que haya de ser leída el día del Juicio, para que indique cuáles fueron sus pensamientos e ideales, ¿qué pasará después? ¡Cuánta cautela han de tener esos seres en la elección de la sentencia! Y, sin embargo, por el ejemplo que los padres den a sus hijos serán juzgados el día del Juicio Final. Esta tremenda responsabilidad no significa que los padres, cuando sus hijos yerren, deban provocar su ira, porque la ira conduce al desaliento.
Los padres desempeñan en el hogar el lugar de Dios. Si obran como tiranos, desenvolverán inconscientemente sentimientos antirreligiosos en sus vástagos. A los hijos les gusta verse aprobados y pueden fácilmente precipitarse en la desesperación cuando son reprendidos en exceso por faltas triviales. Mal se inculca a los hijos el amor y la clemencia de Dios si los representantes del Señor en la casa actúan sin esas virtudes y resulta
muy difícil complacerles.
Venerable Fulton Sheen
1.5K viewsSonia Ibarra, edited 14:30