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Los tenemos, y a veces, no los valoramos. Es una triste realid | El Evangelio Cambia

Los tenemos, y a veces, no los valoramos. Es una triste realidad, como si creyéramos que estarán allí con nosotros para siempre, pero no, la realidad es otra. Un día se nos van, y a veces en nuestros brazos, como fue mi caso.

Aquel día se desvanecían en los míos esos brazos, que un día, me cargaron y abrazaron y dieron todo por sacarme adelante a mí y a mis hermanos. No recuerdo un sentimiento más duro, que ver cerrarse esos ojitos que tanta luz me regalaban.

Duele mis amados, por eso hoy quiero llamarlos a la conciencia, porque si tienes a tus abuelos o a tus padres contigo, tienes una inmensa oportunidad de sacarles muchas sonrisas, de darles muchos abrazos, de hacerles saber que son importantes en tu vida, de tomarle la mano a tus abuelos o a tus padres y caminar con ellos. No sabes cómo estas acciones inflan el corazón de amor.

¿Por qué dejarles tristezas en el alma cuando puedo dejarles huellas de amor y tratar de regresar un poco el amor que ellos nos han entregado? No esperes que esos ojos se cierren, para sentir ese amargo dolor de no haber dado más. Hoy es el día de rectificar.

No les partas el corazón porque creaste una nueva familia, y ahora es como si ellos no importan, cuando en realidad ellos estuvieron primero y te recogieron del piso cuando caíste. Enséñale a tu nueva esposa o esposo a amarlos y respetarlos, a tus hijos guíalos a verlos como los papás grandes, y como aquellos que no tienen las canas en vano.

Besa esas manos arrugadas una y mil veces mientras puedas. ¡Ojalá pudiera yo! Pero desde aquel día, cada abuelo que veo lo siento como mío; quiero cuidarlos y darles años hermosos.

Cuando voy a los ancianatos, mi sueño es luchar para darles una mejor vida. Siento que sus sonrisas me llenan, un poco, el vacío que dejó mi reina al irse.

¡Los tenemos, y a veces, no los valoramos!