Los años pasan, y nosotros también… nos pasamos… Cuando pienso que fui mamá siendo una jovenzuela, me entran escalofríos al pensar que mi hija, ya una señorita, dentro de poco podría hacerme abuela. Pero a la vez, me tranquiliza, porque ser madre tan joven no es ni de lejos una desgracia, como la sociedad nos quiere hacer creer. Ser madre joven te estabiliza, te hace pensar maduro, te hace ser responsable, te hace mirar por otra persona, te hace ser altruista, empatica, sensible, protectora, astuta, independiente…
Casi 15 años de aprendizaje, al lado de ella. Muy agradecida a Dios por el aprendizaje continuo de la maternidad. Si tuviera que volver atrás en el tiempo, volvería a ser mamá a los 20.
