Get Mystery Box with random crypto!

Es de mucha satisfacción pensar que Dios nos ama tanto que dis | Entaconadas

Es de mucha satisfacción pensar que Dios nos ama tanto que diseñó todo un plan para nuestra vida. No cabe duda de que Él nos trajo al mundo con un propósito.

Desde pequeña siempre he pensado que Dios está presente en mi vida. Lo conocí realmente a mis 17 años, pero de alguna u otra manera siempre he sentido su presencia. Recuerdo cuando era pequeña y tenía miedo. Mi tía –que era la única cristiana de la familia– me pedía que cantara canciones cristianas que ella me enseñaba para que todo temor se fuera; fue así como empecé a dejar entrar a Dios en mi vida.

Crecí llena de rechazos y de miedos. En las noches, mi único refugio era hablarle a Jesús, y aunque no siempre me respondía, yo sabía que cuando cerraba mis ojos, Él se quedaba allí para cuidarme. A decir verdad, en aquel tiempo nunca llegué a sentir sobrenaturalmente a Jesús, pero sabía en mi corazón –y más allá de lo que podía comprender– que estaba allí para mí.

Muchos años después es que entiendo el propósito de todo lo que viví en esa edad temprana de mi vida, y me siento agradecida con Dios porque todas las cosas que pasé me ayudaron para bien, me ayudaron a aprender a buscarlo, a encontrarlo y a refugiarme en Él. Pero no solo eso, sino que tuve que pasar todo ese camino para encontrar mi propósito y por eso me siento agradecida.

Dios sabe exactamente lo que se necesita para captar tu atención, pero aún así espera que tú llegues, te acerques a Él con una actitud de gratitud y le pidas que te muestre lo que ha sido destinado para ti.

Hoy quiero invitarte a entender que nunca tropezarás si permites que Él guíe tu camino. Yo estoy segura de que Dios quiere darte un mejor futuro, uno diseñado solo por Él. También creo que anhela hablarte, sentirte cerca para darte paz en medio del miedo y llenarte de amor en vez de rechazo, tal como lo hizo conmigo.

Para escuchar lo que Dios quiere decirte solo necesitas tener un corazón dispuesto y estar atenta a las señales, meditar en su palabra, tener una actitud de gratitud, estar abierta a seguir su camino, orar siempre –no solo en medio de la crisis–, y hacerlo parte de tu día a día.