2021-10-29 10:08:21
La música es la semilla de la hipocresía
Ibn al Qayyim afirma en "Ighathah al lahfan min masaid ash shaytan (1/374)":
"Hay que saber que el canto tiene efectos muy particulares en el corazón, el cual lo impregna de hipocresía.
El canto hace crecer la hipocresía en el corazón del hombre como el agua hace crecer la vegetación de la tierra.
Uno de estos efectos, es que el canto distrae al corazón y lo aparta de la comprensión y de la meditación del Qur'an y de la puesta en práctica de sus preceptos y enseñanzas.
Debido a esto: el Qur'an y el canto nunca podrán estar unidos en un mismo corazón, puesto que se oponen en todo.
El Qur'an disuade de escuchar a sus pasiones, incita a abstenerse de todo lo ilícito y a renunciar a satisfacer de manera desmesurada sus deseos.
El Qur'an induce a apartarse de cualquier cosa que lleve al desvío.
El Qur'an nos prohíbe seguir los pasos de Shaytán.
En cambio el canto, alienta a hacer lo contrario de todo lo que se acaba de mencionar, y provoca que este comportamiento sea atractivo a ojos de la gente.
El canto conduce al desvío.
Desestabiliza al alma y la invita a todos los vicios, en particular a la fornicación.
Desde este punto de vista, el canto y el alcohol son como dos hermanos de leche o como dos rivales en competición: quién de ellos incitará más personas al vicio.
Por lo tanto el canto es el hermano de leche del alcohol, su sustituto, su aliado, su camarada, su amigo.
Shaytán ha establecido entre ellos vínculos de fraternidad que nunca se romperán y un juramento de fidelidad inviolable.
El canto es el espía de los corazones que despoja a los hombres de su nobleza.
El canto es el gusano que ataca la razón y penetra en los corazones, descubriendo los secretos más íntimos. Serpentea hasta la parte del corazón que es el asiento de la imaginación y seguidamente, por su efecto, da rienda suelta a sus pasiones, sus deseos, su torpeza, su necedad y su estupidez.
Esto da lugar a que un hombre lleno de dignidad, dotado de razón, habiendo encontrado la paz del alma en la fe y en el Islam y sensible a la dulzura del Qur'an, se da el caso que este hombre después de haber escuchado el canto y haber sucumbido ante su tentación, vea disminuir su razón y atenuarse su pudor, dando lugar a perder toda nobleza y toda dignidad, ganándose así la alegría de su demonio.
Luego se queja a Allah el Altísimo por la debilidad de su fe y porque la lectura del Qur'an le pesa, diciendo: "¡Señor! Que nunca vuelva a escuchar las palabras (el canto) de tu enemigo (Shaytán)".
Empieza a amar lo que detestaba antes de escuchar el canto y pone de manifiesto lo que hasta entonces disimulaba.
Su dignidad y serenidad dan paso al chismorreo, a las mentiras y al chasquido de dedos.
Comienza a sacudir la cabeza y a mover los hombros y golpea el suelo con los pies.
Brinca y gira como giran las moscas alrededor de los animales.
Toca las palmas como hacen las mujeres y muge de alegría como hacen los toros.
A veces se lamenta como un desgraciado y otras grita como un loco.
Se prende perdidamente de las formas del cuerpo de una mujer (o de un hombre) y el deseo de cometer el pecado carnal son los principales efectos del canto.
Y quien escucha el canto continuamente llegará a detestar el Qur'an y no soportará volver a escucharlo.
Y si esto no es hipocresía, ¿qué es entonces la hipocresía?
La razón de todo esto es que el canto es la palabra de Shaytán.
Desde luego la palabra de Shaytán y la del Todomisericordioso, el Qur'an, no pueden unirse en un mismo corazón.
Además, la hipocresía se basa en esta regla: la apariencia contradice el fondo.
Los adeptos del canto son de dos tipos:
1- O declara abiertamente su pasión por el canto, en cuyo caso, se trata de un ser sin moralidad,
110 views07:08