Hoy me recuerdan cómo mientras TODOS los partidos alimentaban el relato de la inyección obligatoria (desde Sánchez y Arrimadas hasta el PP y el Dr. Steegman) unos cuantos decíamos sin cesar lo que pensábamos en todo lugar donde nos dejaran decirlo, aunque supusiera la total censura mediática.
Si hoy no estamos todos con 4 dosis de una inyección experimental de forma obligatoria es porque la Legislación internacional, Tribunal Supremo y presión social de unos pocos logró detener la locura que la partitocracia, desde Sánchez hasta Feijóo, quisieron imponernos.
Memoria es dignidad.