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https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2112981?query=featu | HealthBest Juan Zaragoza

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2112981?query=featured_home

Resulta curioso observar que a partir del 1 de junio, según estudio realizado entre sanitarios del sistema de salud en California (Universidad de California, San Diego), los casos de COVID positivos se incrementan significativamente, especialmente entre "vacunados con Pfizer y Moderna".

Los infectados no cursan la enfermedad con menos síntomas que aquellos no vacunados (curiosamente), es decir que la eficacia de la vacuna en reducir los síntomas, se ha perdido casi por completo. Como vemos lo achacan a la variante Delta y a la pérdida de eficacia de la vacuna con el paso de los meses. Podemos concluir que los vacunados tendrán que seguir vacunándose si quieren reducir sus síntomas, pues ya resulta evidente que ni dejan de contagiarse ni dejan de contagiar a otros.

¿Qué sentido tiene entonces un pasaporte vacunal? No es más que una herramienta de control y de segregación discriminatoria.
¿Qué ocurrirá cuando los vacunados tengan que negarse a la siguiente inoculación de refuerzo por el efecto adverso, acumulativo en su salud? Serán también discriminados y segregados.