2022-08-25 22:41:08
Quiero contarles una historia a José Luis Almeida y a Begoña Villacís. El 1 de julio mi mujer y yo abrimos Frankfurt Moncloa, un bar de salchichas. Todo era genial: la ubicación, el producto, los vecinos y el equipo. Seguramente el primero de este tipo en Madrid. Trajimos la idea de BCN.
Teníamos la duda de si iba a funcionar pero muy rápido descubrimos que sí, tuvimos una gran acogida por parte del barrio. La terraza siempre llena, dentro del local no cabía un alfiler y muchas veces gente de pie esperando a que se liberara alguna mesa.
Os podéis imaginar la alegría en casa. El riesgo era alto, la inversión también, y aunque con algunos marrones (cosa inevitable) estaba funcionando muy bien. ¡Y habíamos abierto hacía nada! Así que empezamos a buscar más personal para septiembre, la cosa pintaba muy animada.
Pero todo empezó a torcerse la semana pasada. En un plazo de 4 días nos cayeron 2 multas de 3.000 euros cada una. ¿Por qué? Pues por un cúmulo de indicaciones erróneas de @policiademadrid, el comercial del local y los antiguos dueños. Un poco más arriba, en este mismo grupo, explico lo que sucedió.
Por la normativa vigente nos hemos quedado sin terraza hasta que la Junta del distrito Moncloa Aravaca resuelva nuestra solicitud. Ayer un técnico me dijo que, como poco, 2 meses. Y hoy la empresa responsable se ha llevado la terraza.
¿La terraza molestaba a los vecinos? Pues no. La llenaban ellos. Ni una pelea, ni un ruido, ni una bronca. A las 23:30 estaba recogida y todos para casa.
Hoy se la han llevado y llevamos facturados 20 euros en todo el día. 30 veces menos que de costumbre. ¿Y solo por la terraza? Pues sí. Una terraza llena invita a la gente a pasar dentro. En un local sin terraza, y en verano, no nos apetece entrar ni a los dueños.
Entiendo que haya unas normas, pero también entiendo que estas deberían estar al servicio de las personas y el sentido común, y no nosotros a su servicio. La nueva normativa, además, se va a cargar la mayoría de las terrazas. Van a quedar reducidas a nada.
¿Si los vecinos de un barrio quieren una terraza y esa terraza no molesta al vecindario, por qué una norma tiene que prohibirla o restringirla hasta su máxima expresión?
Ya sabía que “el paraíso de la libertad” era retórica, que la burocracia lo asfixia todo y que la vida está híper regulada en todos y cada uno de sus aspectos, pero claro, cuando te toca a ti y lo descubres por la bofetada que te llevas todavía es más desagradable.
Hace 2 meses éramos dos pequeños propietarios con mucha ilusión puesta en este proyecto que pretendía ser (y ha sido) un lugar de encuentro para un montón de gente de Madrid. Hoy ya no sabemos lo que será mañana.
A lo mejor pasamos de pequeños propietarios a casi arruinados. Pero lo grave de la cuestión es que esto no se debe a una mala gestión por nuestra parte, ni a tener un mal producto, o un mal servicio o una mala ubicación. Se debe a estar sometidos a una mala norma que nos ahoga.
¿Por qué no dejamos tranquilos a los pequeños propietarios para que con sentido común y responsabilidad creen puestos de trabajo y hagan crecer sus pequeñas empresas?
Me encantaría tomármelo con humor pero hay días en los que uno no sabe de dónde sacarlo. En cualquier caso, el Señor sabe más y hay que ser pacientes porque tiene algo maravilloso preparado para cada uno de nosotros, aunque no siempre es fácil vivirlo así. Nos falta Fe.
En resumen, mientras nuestro bolsillo lo permita seguiremos estando en Frankfurt Moncloa Pero la lentitud de la Adminsitración y lo absurdo de algunas normas que cuentan hasta los centímetros que tiene que haber de la silla al árbol nos lo pondrán difícil.
g.co/kgs/4e2sdb
Jaume Vives - https://t.me/jaumevivesvives
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