2022-02-11 15:59:03
Hoy 11 de febrero, nos comunican, termina el plazo de desalojo voluntario de La Casa Invisible. No vamos a abandonar el espacio. Si el diálogo no llega, si sigue imponiéndose el silencio, resistiremos pacíficamente. Hay muchos motivos para hacerlo.
Cuando hace 15 años la Casa Invisible nació, Málaga no era la que es hoy. Sin embargo, en la ciudad de las mil y una atracciones, los problemas de entonces siguen muy presentes: precariedad, falta de espacios para la creación local y el ocio no mercantilizado, ausencia de una cultura de todas y para todas, falta absoluta de lugares para la intervención ciudadana.
La lista de agravios, de hecho, es hoy incluso más abultada: expulsión de vecinas, alquileres inasumibles, destrucción patrimonial, monocultivo turístico, especulación, mayor desigualdad social, indefensión frente a la desposesión neoliberal. Podríamos seguir, pero quienes nos leéis sabéis muy bien de lo que hablamos: no hay día que no lo viváis, no hay día que no lo vivamos.
La Casa Invisible no busca imponer su modelo. La Casa Invisible busca hacer su modelo. Y que las que quieran lo hagan con, desde y en ella. Por eso La Casa Invisible genera inquietud: porque demuestra que existen otras formas, formas múltiples, formas diversas, formas no autoritarias de producir cultura.
La diferencia es, por desgracia, un valor muy poco aprovechado. La diferencia, y no la recurrente homogeneidad, es nuestra auténtica potencia. Es lo que nos instituye. Es lo que nos convence de que, a pesar de todo, esta ciudad merece ser vivida. Merece serlo, no obstante, de otra manera. La nuestra es una de las muchas que están por venir. La defensa de La Casa Invisible es también la defensa de esas otras maneras.
Por eso (n)os convocamos mañana, a las 12.30 horas, a las puertas de La Casa Invisible para su defensa en forma de cadena humana. Siempre decimos lo mismo, pero no por ello pierde un ápice de verdad: nos quieren en soledad, nos tendrán en común.
#SomosIndesalojables
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