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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 34* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 34*

*LIBRO 1*

*CAPÍTULO IX*

*SU PUREZA Y HUMILDAD; TENTACIONES Y PRUEBAS*( continuación)


Nuestro José fue también dotado de una gran Fe, de modo que nunca dudó de las promesas que Dios le había hecho por medio del Ángel que le hablaba en el sueño; y aunque viera tardar mucho las promesas, nunca vacilo, sino que estuvo siempre firme en creer que todo habría tenido un perfecto cumplimiento, imitando al Patriarca Abraham en la Fe; y las palabras que le decía el Ángel eran consideradas como ciertas, esperando las promesas que le había hecho, no dejando nunca de suplicar a su Dios de modo que lo consolara dándole lo que el Ángel le había prometido.
Caminando pues nuestro José, tan favorablemente por el camino de los divinos mandatos, y sintiendo su alma el divino consuelo, quiso Dios probar su fidelidad sustrayéndole sus luces divinas y el consuelo interior, privándole también de la ayuda especial que tenía por parte del Ángel, no haciéndola sentir más; por lo cual el Santo Joven se encontró en grandes penas y angustias.
Sin embargo, no deja los acostumbrados ejercicios de piedad, y en este caso aumentó las oraciones y ayunos con las continuas suplicas a su Dios, y temía mucho haberlo disgustado; por lo cual pasaba las noches enteras en oración suplicando a su Dios para que se dignara manifestarle, a través del Ángel, la causa del abandono y desamparo que sentía y en que lo hubiese disgustado, para poder hacer la debida penitencia, pues él no estaba consciente de la razón por la cual su Dios se hubiese retirado de él. Por algunos meses el Santo estuvo en esta angustia, sufriéndola con gran fortaleza y con la esperanza cierta de que Dios no habría dejado de consolarlo en tanta pena suya; y cuanto más se veía desamparado y abandonado, tanto más crecía en el la Fe y la confianza en Dios, y más se unía a Él a través de la oración y de la conformidad a su Santo Querer. Decía a menudo a Dios, que merecía esa supresión por la mala correspondencia hacia Él y por las muchas ofensas, humillándose siempre más y reconociéndose pecador.
Dios permitió también que el demonio en ese tiempo acosara mucho a nuestro Santo, con varias tentaciones y sobre todo con la desconfianza, pero en esto también estuvo siempre firme, confiando siempre más en la bondad grande de su Dios. ( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*