2019-04-18 11:37:56
Hoy se acaba el último pleno de esta legislatura en el Parlamento Europeo y también hoy termina mi etapa como cargo público. Creo firmemente en la limitación de mandatos, en no estar demasiado tiempo en unas instituciones diseñadas para desclasarnos, como por desgracia he podido comprobar demasiadas veces en compañeros y compañeras.
Por otro lado, siempre he tenido claro que la política institucional iba a ser sólo una etapa más de mi militancia política. Todas hemos visto a personas que han cambiado de corriente interna dentro de la organización, han buscado su sitio en otro partido y hasta han cambiado de bando buscando el mejor acomodo para conservar su escaño o un puesto de trabajo como asesor, personas que han convertido la política institucional en su profesión. Estos son los principales motivos por los que en su momento decidí no presentarme a las primarias y por tanto no repetir como eurodiputada.
En este tiempo habré cometido muchos errores, quizá demasiados, pero hay algunas cosas en las que creo que jamás me he equivocado. Siempre he tratado de ser escrupulosa con la limitación de salarios, el uso de coches oficiales, los viajes en clase bussines y he promovido procesos de selección para los asesores. La lógica que me mueve es sencilla a la vez que rotunda: si te acostumbras a vivir como ellos, puedes acabar pensando como ellos.
Las que me conocéis sabéis que no profeso lealtades ciegas e incondicionales hacia nadie, pero en todos estos años he sido fiel al programa con el que nos presentamos a las elecciones y a todas las decisiones colectivas tomadas de forma democrática por mi organización.
A lo largo de estos años han sido muchas las decepciones políticas y he vivido situaciones que me han provocado frustraciones, especialmente en lo interno de mi organización, pero me llevo la satisfacción de haber aportado algo en la denuncia de las políticas criminales de la UE contra las personas migrantes, de la situación de exclusión que viven muchas personas con discapacidad, de las políticas económicas basadas en el enriquecimiento de pocos a costa de la pobreza de muchas, o de la falta de democracia en el estado español, donde poner urnas es un delito. Acabo esta etapa satisfecha de haber defendido que el socialismo, el reparto justo de la riqueza y el fin de la explotación de las personas, sigue siendo la única alternativa para este planeta que se nos muere.
Lo mejor que me ha pasado estos cinco años en Europa ha sido coincidir con esos “imprescindibles” que son Jose, Jon, Pau, Dani y Jorge. Hemos sido equipo y apoyo para lo bueno y para lo malo, que es cuando más se agradece. Espero haber estado a la altura.
Después de estos años como eurodiputada sigo tan lejos de las direcciones como cuando empecé, pero estoy como siempre al lado de todos y todas las que combaten el capitalismo y el patriarcado. Sigo junto a quienes luchan por unas condiciones de vida dignas para todas.
Seguiré militando junto a mi gente tratando de construir espacios amables que reflejen en su funcionamiento la sociedad feminista a la que aspiramos. Trabajaré codo con codo con aquellas que traten de construir una militancia crítica lejos de personalismos y sectarismos, tan necesaria hoy en la izquierda.
Hasta pronto,
Marina
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