Ya durante la Primera Guerra Mundial, se utilizaron técnicas de PROPAGANDA bien estudiadas por la Comisión Creel – comisión de propaganda gubernamental - para transformar a una población pacífica, contraria a la participación de EE.UU. en el conflicto europeo en otra bien distinta.
Así, intelectuales se mostraban orgullosos por haber demostrado que una élite reducida era capaz de,
"Quonvencer a una población reticente de que había que ir a una guerra mediante el sistema de aterrorizarla y suscitar en ella un fanatismo patriotero”. Esta élite, y sólo esta élite reducida, - según la teoría de Walter Lippmann “
puede entender cuáles son los intereses comunes, qué es lo que nos conviene a todos”.
Necesitamos algo que sirva para domesticar al rebaño perplejo: la fabricación de consenso/noticias. La clase especializada/divulgadores, al servicio de la gente que tiene el poder real, ha de ser adoctrinada. El resto del rebaño,
DISTRAÍDO.
La guerra por la mente pública