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LA HISTORIA DE JUAN FERNANDO HERMOSA, EL “NIÑO DEL TERROR” QUE | Misterios Oscuros 💀

LA HISTORIA DE JUAN FERNANDO HERMOSA, EL “NIÑO DEL TERROR” QUE MATABA TAXISTAS Y HOMOSEXUALES EN ECUADOR (Parte 3)
El intercambio de balas con la policía provocó que la madre de Hermosa muriera en el enfrentamiento. Además, en medio de la balacera, el niño del terror arrojó una granada a los policías que lo enfrentaron. La explosión tumbó una pared y esta cayó encima de dos policías. El enfrentamiento que duró apenas quince minutos terminó con la captura de Hermosa. Cuando lo llevaron a la cárcel, dijo sus primeras palabras: “Quiero dejar en claro que mi nombre es Juan Fernando Hermosa Suárez y que el 28 de febrero cumplo 16 años”. Fue a partir de febrero de ese año que se conoció, por los medios de comunicación, quién era el asesino de los taxistas y homosexuales de Quito.
En sus declaraciones también dijo que su intención no era matar: “Les pedía que se quedaran quietos, que no les iba a pasar nada, pero eso no ocurrió, otra vez me amenazaron con un revólver calibre 22, por lo que utilicé mi arma; y un taxista intentó golpearme con una llave de ruedas, por lo que también me vi obligado a disparar”, dijo el adolescente, según recogen los archivos de la prensa local.
Al ser un menor de edad, lo sentenciaron a cuatro años de cárcel. Esa era la pena máxima que la Ley permitía para castigar a menores en el Ecuador.
Ya en prisión, Hermosa se había convertido nuevamente en líder. Su novia ingresó un arma al penal para que Hermosa pudiera escapar. Apenas habían pasado 16 meses cuando Hermosa se fugó junto a 10 adolescentes más. En su huida, asesinó a un policía que intentó detenerlos. A pesar de que viajó a Colombia, fue capturado nuevamente y tuvo que completar su sentencia. Recobró la libertad en 1996. Hermosa dejó la capital y viajó a Sucumbíos, en la Amazonía ecuatoriana, para vivir con su padre.
En poco tiempo, Hermosa fue asesinado. Su cuerpo fue hallado a orillas de un río. Su rostro era irreconocible, según relatan las noticias de aquel entonces. Su cuerpo mostraba orificios de bala, tenía cortes en la espalda y sus manos estaban atadas con alambre. Se supo de su identidad por los documentos de su billetera. Tenía una identificación estudiantil del establecimiento Educación a Distancia: Monseñor Leonidas Proaño, cargaba la boleta de libertad emitida por el Tribunal de Menores y también conservaba un recorte de periódico: “El síndrome Hermosa en todo el país”.
Su cuerpo fue encontrado el 28 de febrero de 1996, el mismo día en el que habría cumplido 20 años.