EL RELATIVISMO Cuando se conceptualiza lo percibido, ignorand | Documentales NOM (ARCHIVOS)
EL RELATIVISMO
Cuando se conceptualiza lo percibido, ignorando su cualidad esencial, la mente cae fácilmente en el relativismo.
Desde esta actitud, se confunde lo absoluto con lo relativo.
De esta forma, se llega a relativizar la verdad, convirtiéndola en una estética y privándola de su jerarquía sobre la mentira.
La verdad, en esos momentos, deja de ser un fin en sí misma, para convertirse en un medio, utilizable para alcanzar lo que se codicia.
El relativismo, al carecer de una defensa lógica, sólo puede ser defendido con una respuesta emocional y el uso de un afilado lenguaje descalificador, que desprecia la lógica e imposibilita el diálogo.
De esta forma se derriba cualquier intento de recuperar el sentido común.
Actualmente, el relativismo, tras ser reforzado por un lenguaje propagandístico, se expande peligrosamente, habiéndose convertido en un fortín inexpugnable.
Tras éste se parapetan quienes pretenden esconderse de la verdad. Ignoran que quizá este atrincheramiento sea su peor condena.
Esta dramática situación (auspiciada por un marco de libertad depredativa) hace que la mentira quede (tras el apoyo recibido por la astucia) en una posición ventajosa.
De esta forma, las argucias del lenguaje demagógico (tan prometedor de beneficios), adquieren legitimidad y se extienden masivamente entre la ciudadanía, en estas épocas de apocamiento.
Es en estos tiempos voraces cuando, utilizando biensonantes eslóganes ideológicos elaborados con medias verdades, ha sido dañado todo lo esencial.
La codicia, encumbrada en el poder, supo ocultar bajo palabras biensonantes, sus oscuras intenciones.
Se ofrece una libertad para poder ser infiel a uno mismo, sin la rémora de la ética.
Libertad, para destruir el hogar, ignorando el sufrimiento que ese desamparo supone.
Libertad para la lujuria, el orgullo, la envidia y la codicia.
Libertad egocéntrica, ignorando el poso maloliente que se acumula en el alma.
La astucia ha tomado el poder, y lo hemos permitido.
De esta forma se permitió, irresponsablemente, que fuese el poder depredativo quien se hiciese cargo del desarrollo mental y afectivo del individuo.
Extraído del libro
Evocación
