2023-08-21 23:12:41
Detenido en su casaCon el informe del perfilador del FBI,
la policía consiguió una orden judicial para allanar la casa de Hansen, pero en una primera inspección no encontraron nada que pudiera incriminarlo.
Estaban a punto de terminar y marcharse cuando un oficial descubrió un escondite en el ático. Ahí encontraron diversos rifles de alto poder, así como pistolas, un mapa de navegación marcado en varios sitios, identificaciones de las víctimas, recortes de periódico y algunas piezas de joyería. Al fondo había un rifle Mini-14 calibre .223, que coincidía con la munición que había matado a las víctimas.
Y también un zapato azul, el que había perdido Cindy al escaparse del auto.En la comisaría, Hansen negó cualquier relación con los homicidios, pero abrumado por las pruebas se dio por vencido y pidió un abogado. Lo detuvieron acusado de
fraude, asalto agravado, secuestro, portación ilegal de armas y robo.El 3 de noviembre de 1983 el jurado de Anchorage acusó formalmente a Hansen de portación indebida de armas, robo en segundo grado y secuestro,
guardándose el cargo de homicidio hasta no recibir las pruebas de balística. Hansen se declaró inocente de todos los cargos.
El juez le impuso una fianza de medio millón de dólares, así que debió esperar el juicio en la cárcel.
El resultado de las pruebas de balística llegó procedente de los laboratorios del FBI en Washington el 20 de noviembre de 1983 y demostraron que
los casquillos hallados habían sido disparados con el rifle Mini-14 incautado en la casa de Hansen.Acorralado por las pruebas, Hansen buscó llegar a un arreglo: confesaría detalladamente sus crímenes a cambio de ser condenado únicamente por los cuatro homicidios que se conocían hasta el momento. Además, purgaría su sentencia de cadena perpetua en un recinto federal, en vez de una prisión de máxima seguridad.
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