En otoño visité los campamentos saharauis y pude comprobar en | Pablo Perpinyà

En otoño visité los campamentos saharauis y pude comprobar en primera persona las consecuencias de la diáspora provocada por la ocupación marroquí. Miles de personas refugiadas en un desierto inhóspito que tan solo desean poder volver a su tierra y vivir en paz.

Sánchez ha claudicado este viernes ante las exigencias de Marruecos, dando carta de validez a una ocupación ilegal denunciada una y mil veces por la ONU. Sánchez se ha puesto del lado de Trump y Mohamed VI, del lado de las minas antipersona, del lado de 2.700 km de muro de la vergüenza, del lado de las torturas y la vulneración de derechos humanos.

No vamos a quedarnos de brazos cruzados. Si el “gobierno más progresista de la historia” no defiende la legalidad internacional y el derecho a la autodeterminación del Sáhara, tendrá a millones de demócratas españoles en frente.