Get Mystery Box with random crypto!

​​Amigo De Pajas - Parte 11 Un Seguidor Nos Cuenta Estas hist | Relatos y Confesiones Homoeróticos [2-Spirits]

​​Amigo De Pajas - Parte 11
Un Seguidor Nos Cuenta

Estas historias me pasaron cuando tenía 21 años, hasta los 25 aproximadamente.

Viaje a Buenos Aires, y no podía ver a mí amigo del pueblo. Pero había averiguado que en el subterráneo (metro), pasaban cosas en el último vagón.

En el fondo del vagón se juntaban hombres, muy cerca del otro. Si era hora pico, se llenaba y viajaban todos apretados. En ese momento, los hombres dejaban sus manos abajo, y a veces otro acercaba el bulto a la mano, o la mano al bulto, con el movimiento. Si el otro respondía acercándose más, empezaba la acción. Si no, se simulaba que era un roce accidental. Mientras arriba de la cintura, nadie veía nada, por la aglomeración.

Vi caras cómplices entre varios. Esto me dio mucha adrenalina y excitación. Así que esperé un viaje más, en la cabecera de línea. Subí, decidido a hacerlo Se empieza a llenar, y trato de meterme en un rincón, contra el borde del vagón, bien atrás.

Se acerca un chico joven de mí edad aprox y me mira raro. Yo me arrimo un poco a él, si era de ésos, iba a entender mis insinuaciones. El viaje empieza y me hago que estoy con el celular. Tapaba lo que pasaba abajo con mí mochila. El otro hacía lo mismo. Trato de probar a ver si estaba en la onda, y acerco mí bulto al pibe. Pongo mí mano cerca del suyo. En un momento se mueve el subte y su bulto roza mi dedo. Yo dejo la mano ahí, haciéndome el distraído. Vuelvo a sentir su bulto, y miro a su cara. El chico estaba nervioso, pero me da una mirada cómplice.

Me pongo rojo de los nervios y la emoción, y muevo mí mano ahora yo, frotando su bulto. Trataba de simular con el celular en la otra mano, tocando cualquier cosa. El pibese mueve y siento como estaba parada. Empecé a masajearlo con ganas, nervioso porque la gente estaba ahí, cerca, aunque no me veían. La adrenalina era genial.

Trato de acercar mí bulto para que me masajee él a mí. Pero para mi sorpresa el pibe no pone su mano, sino su propia pija! Así que ahora arriba parecíamos dos cada uno en su celular, ""incómodos"", pero abajo de las mochilas, íbamos frotando pija con pija. Era un placer enorme, sobre todo por el peligro de que nos descubrieran.

La gente empezó a bajar, pero nosotros estábamos gozando tanto que no nos separamos. Pasó lo inevitable: cuando quedaba poca gente, un pibe se dio cuenta, y nos miraba raro, mal.

Nos pusimos rojos los dos, nos separamos, y simulamos charlar. Él me preguntó dónde me bajaba, y lamentablemente no coincidimos. Pero la adrenalina del peligro me quedó para siempre. Ahora me gustaba esto de los lugares públicos también...

Contar Tu Relato
Click Aquí Para Dar Tu Apoyo