Andrés, estudió medicina en San Petersburgo y después se trasladó a Suecia, donde ejerce la medicina desde el año 2000. Por sus manos pasaron numerosos enfermos de “COVID”, la mayoría ancianos.
Andrés aplicó tratamientos similares a los que había aplicado siempre con los enfermos de gripe: antibióticos (Doxiclina, no es fuerte), corticosterioides y acetilcisteina. Todos sus pacientes sanaron.
Su recomendación de “dejar de vacunarse” a una paciente afectada le costó su área de trabajo. Denuncia las presiones que sufre la comunidad médica que no cumple la norma y la falta de rigor científico (y empírico) detrás de esta supuesta pandemia y la consiguiente campaña de vacunación.
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