2021-10-02 00:00:19
#Arte #Pintura #Impresionismo #Liebermann
JESÚS DE DOCE AÑOS EN EL TEMPLO
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Análisis de la pintura:
Transcurría el año 1879 en Alemania, como en algunas otras sociedades europeas de la época, allí corría un fervor nacionalista y racial, y también cierto antisemitismo. El
pintor judío Max Liebermann pinta su obra
"Jesús de doce años en el templo".
La sociedad criticó duramente la obra mientras que sus colegas le defendieron. Realmente no había nada malo con las figuras de la pintura excepto por una que es la que daba título a la obra: Jesús de doce años.
Su figura era la de un niño feo marcado con rasgos étnicos judíos y vestido en harapos, lo que hoy llamaríamos un
"niño rata". La sociedad cristiana alemana lo tomó como un insulto a Jesús y una burla a los cristianos. Max señaló que no se trataba de ello sino de sólo mostrar un posible Jesús y que éste era judío.
Ciertamente, las personas estaban acostumbradas a representaciones con rasgos europeos y bellos, además de ropa decente. Pero la defensa de Liebermann fue (y es) insuficiente:
el joven Jesús no tiene kipá, siendo que todo judío debe portarla; asi la defensa de que se trataba de un Jesús judío es falsa. Más aun,
el hecho de que no tenga kipá también valía para mostrar a un Jesucristo piojoso y despeinado. Y para finalizar,
el niño posee una figura anatómica desproporcionada mientras el resto de las figuras de la obra no.
Con tamaña polémica y caída de su reputación,
Max Liebermann decidió repintar sobre el mismo lienzo la figura de Jesús. Afortunadamente lo hizo ya que una anatomía torcida le desacreditaba como pintor y, al mismo tiempo, se generó una obra bella que guarda correlación entre lo que muestra y lo que quiere significar.
Ciertamente, Liebermann recibió críticas por haber pintado un Jesús de Nazareth pero no se debió al antisemitismo como muy desafortunadamente apunta la bibliografía especializada ya que se hacen a un lado los argumentos expuestos en párrafos anteriores y se obvia que otras obras suyas fueron muy aclamadas por el público a sabiendas de él ser judío:
las personas criticaron la obra por sus defectos y por denostar a un personaje destacadísimo de la sociedad.
El tópico de la pintura trata de un Jesús de doce años en un templo judío haciendo preguntas, escuchando y hablándoles a los maestros en la corte del templo como se señala en Lucas capítulo 2, versículo 41-52 de la Biblia. Los maestros hebreos, según la obra de Max,
escuchan asombrados al niño mientras que
otros le ven escépticos. También muestra cómo otros encuentran tan interesantes sus respuestas que hasta dejan de leer sus oraciones para atenderle.
Liebermann hace gala del uso de tonos dorados para generar un ambiente calmo pero refulgente. Jesús de Nazareth ahora tiene rasgos bávaros que le dotan de un cabello dorado. Max alarga sus ropas que ahora cubren más su cuerpo y soluciona así el problema de la desproporción anatómica de sus piernas, pies, glúteos y espalda. También ampliando sus mangas tapa más sus brazos lo que generan un efecto de paz y bondad al Jesús de doce años al transmitir sus saberes a los maestros: no sólo habla, invita a él.
@SonataLife
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