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La MT veía como un derecho divino el no tener que pagar nunca | Salsa de la Mejor (Salsa Dura) 💃🕺🎵💯🌎🤝💖

La MT veía como un derecho divino el no tener que pagar nunca por nada. Una vez, en Londres, compró en un supermercado despensa y comida para sus monjas por 500 libras esterlinas. Cuando le dijeron que tenía que pagar en la caja, la diminuta y aparentemente inofensiva monjita manifestó su temperamento balcánico y gritó ¡Esto es par ala Obra de Dios! Armó tanto escándalo que un hombre de negocios en la cola terminó por pagar la cuenta de la iracunda monja.

¿Dónde va tanto dinero?

En Inglaterra, país no católico, las autoridades se muestran más rígidas con la orden.
Por eso fue posible saber que cada año, de acuerdo con las declaraciones de la orden ante las autoridades fiscales británicas, una parte de la fortuna que maneja es enviada a cuentas de la orden en otros países, Cuánto y a qué países, no aparece en la declaración.

Destino Vaticano.

Pero uno de los receptores, sin embargo, es siempre Roma. La fortuna de la famosa organización de caridad es controlada por Roma… desde una cuenta del Banco del Vaticano. Y lo que sucede con el dinero en el Banco del Vaticano, es tan secreto que se sospecha que ni siquiera Dios parece saberlo.

Una cosa es segura, Los dispensarios de la MT en los países pobres no se benefician de la generosidad de los países ricos.

La biógrafa oficial de la MT, Kathryn Spink, escribe: “En cuanto las hermanas se establecen en cierto país, la Madre Teresa les retira todo apoyo financiero”. Por consiguiente, las ramas de la orden en los países más necesitados, sólo reciben un apoyo inicial.

La mayor parte del dinero, permanece en el Banco del Vaticano listo para financiar los lucrativos créditos que decide la cúpula cardenalicia.

La orden ha rehusado contestar las peticiones por escrito acerca de dónde se encuentra el dinero de los donativos.

“Debería visitar el Hogar en Nueva York, así entendería lo que sucede con los donativos.” musita Eva Kolodziej. Esta dama polaca fue Misionera de la Caridad durante cinco años. “En la bodega del sótano del refugio para indigentes, hay muchos libros valiosos, joyería y oro. ¿Qué hacen con ellos? Las hermanas los reciben con sonrisas y los guardan. Mucho de esto ahí queda sin servir y para siempre”.

Los millones en efectivo que recibe la orden tienen un destino similar. Susan Shields (antes la Hermana Virgen) dice: “El dinero no se usaba indebidamente, pero la mayor parte no se usa. Cuando hubo hambruna en Utiopia. Una vez le pregunté a la hermana que estaba a cargo de las cuentas, si debería sumar los cheques y enviar el total allí. La hermana me contestó “NO, nosotras no enviamos dinero a África” Pero aún así, yo continué haciendo recibos para los donantes “Para Etiopía”.

Para la mente de las hermanas, las finanzas son camino de una sola vía. “Siempre se nos dijo que el hecho de que recibiéramos más que otras órdenes, mostraba que Dios amaba más a la Madre Teresa” dice Susan. Donativos y cuentas gordas son, para ellas, la medida del amor de Dios. Para ellas, recibir es más sagrado que dar.

Los que padecen son aquellos a quienes originalmente fueron dedicados los donativos. Una vez, como Susan recuerda, los auxiliares cometieron un error de organización, así que nos repartieron pan con las comidas. Las hermanas preguntaron a la monja superiora si podrían comprar el pan. “Ni pensarlo….somos una organización pobre” esa fue la respuesta. “Al final del día los pobres no recibieron su pan, dice Shields, que muchas veces comprobó casos similares. Una niña no llegó a su primera comunión porque su madre no pudoPobre entre los pobres

Debido al rigor de la opulenta orden, los pobres entre los pobres, los huérfanos en la India, son los que más sufren.

Como de costumbre, lso costos para el funcionamiento de la casa hogar no son solventados por la orden, sino comprarle su vestido blanco, así que tuvo que esperar al año siguiente, pero conforme se acercaba la fecha, se presentó de nuevo el mismo problema. Susan (la hermana Virgen) le preguntó a la madre superiora si la orden podría comprarle el vestido. Una vez más, su petición fue rechazada.