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#Declaración_de_emergencia_internacional_por_la_OMS 230722 | Verónica Ressia

#Declaración_de_emergencia_internacional_por_la_OMS 230722
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5) Si aceptáramos de buena fe (al final, inspiran tanta confianza los expertos en salud pública, ¿no?) que el 100% de los 528 "casos de viruela del mono" reportados a nivel mundial entre enero y junio 2022 se tratan efectivamente de viruela del mono, no debemos perder de vista que el 98% de los casos se trataron de hombres homosexuales o bisexuales y el 41% tenía VIH-SIDA concomitante, con una media de edad de 38 años. Eso quiere decir que definitivamente no se trata de un problema que afecta potencialmente a todos. Además, el 95% de los casos se transmitió de forma sexual entre los afectados. Y para coronar el pastel, no ocurrió una sola muerte (ver Thornhill y colaboradores 2022: https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2207323). Me gustaría mucho comprender por qué las 'autoridades sanitarias', y 'expertos' consideran que esto justifica comenzar a vacunar indiscriminadamente a "personas de riesgo: inmunosuprimidos, etc.". ¿Qué es lo que pretenden lograr? O, será que saben perfectamente lo que desean lograr.

Siento mucho compartir esto con ustedes en un sábado, pero al final, somos una comunidad que busca informarse desde la veracidad, y las noticias relevantes o urgentes no siempre esperan al lunes.

No me gusta nada el alarmismo, el apocaliptismo, la fobiafilia, pero cuando el sentido común se junta con el conocimiento, a veces es posible ver escenarios que a toda costa queremos evitar. Una vez que lo vemos, no hacer algo al respecto me parece que raya en volverse co-responsables. El asunto es que no sé qué más puedo - podemos - hacer para ayudar a que no permitamos que, ahora, la narrativa sea la de "por la viruela del mono hay una necesidad imperiosa de vacunar y de aislar a la gente". ¡No sé qué más! Supongo que si la gente - la humanidad - no cae redondito en esta ocasión, como hizo con COVID-19, habrá esperanza. Pero si médicos, autoridades, rectores de universidades, representantes religiosos, profesores, directores y gerentes de empresas, padres de familia, tenderos, etc. vuelven a aceptar lo que se les diga sin cuestionar, pues, tal vez simplemente se trata de algo que la humanidad ha decidido aprender a la mala. Espero que no sea esa nuestra elección.

Les confieso que hay momentos, como hoy, en los que siento una profunda tristeza por lo que es capaz de hacer el ser humano cuando se deja corromper por dinero, por poder, o por la creencia de ser dueño de este planeta. Eso sí, se me pasará esa tristeza, porque, ¿saben? el amor que se siente por querer ayudar a otros es siempre más fuerte que la tristeza.

Les saludo, Karina AW