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El despertar es una tarea netamente individual. Quienes asumen | @yasmincnunez

El despertar es una tarea netamente individual. Quienes asumen esa tarea no pueden llevar consigo a las personas que ama si no están preparadas aún para embarcarse en esa misión, aunque esté marcado en su ADN y sea su principal experiencia en este plano llamado Tierra.
La Divinidad es como un gran fabricante de velas. Cada vela fabricada está destinada a brillar. Algunas permanecerán guardadas en el estante de la vida por un tiempo más largo, mientras que otras serán encendidas por la chispa del Dios interno. Luego, cada quien comenzará a aumentar lentamente la llama, hasta que se consuma la vela y se dé por terminada su misión en esta experiencia humana.
Cómo podemos ayudar en el proceso? Impulsando el deseo de despertar para que la chispa interior inicie el encendido de la vela.
Una vela encendida sirve de ejemplo a las que aún permanecen dormidas. Y sólo cuando un número importante de velas se hayan encendido, el camino de la ascensión se hace visible y accesible para todos.
Que no veamos a nuestro alrededor ninguna vela encendida, no puede servir de excusa para la queja, para la decepción. Como tarea individual, no hay manera de convencer a los seres queridos de que sigan el ejemplo, si aún su chispa interior no está lista para impulsar ese punto de ignición, y no queda otra opción que seguir adelante para llevar la luz al camino de la ascensión.
La oscuridad sabe y teme que millones y millones de almas ya están manifestando su deseo de despertar. Y así como una chispa termina incendiando todo un bosque, una vela consume un poquito de esa inmensa oscuridad, hasta que haya tantas velas encendidas que provoque la transformación de la vida en este bello planeta, y la oscuridad ya no tenga cabida ni sea invitada para entrar en el nuevo Cielo y la nueva tierra.
La larga noche oscura está a punto de terminar. Y el amanecer ya se puede sentir, debido a la cantidad de velas que han sido encendidas.
Sin la oscuridad nunca hubiéramos podido cumplir con nuestra tarea. Y cada uno de nosotros asumió esa sombra como parte esencial del equipaje de la vida.
Así como los zapatos son esenciales para una larga caminata, y al final del camino ya podemos desecharlos, así transitamos nuestro camino hacia la luz, hasta que de manera consciente y con gratitud soltamos esa oscuridad, para que sea transmutada y devuelta al universo y se vaya a cumplir su misión en otro planeta, porque en el nuestro, ya no hay lugar o morada donde sea bienvenida.