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#Artículo #Opinión #LAVANGUARDIA Felicidad https://bit.ly/3y | Antoni Gutiérrez-Rubí

#Artículo #Opinión #LAVANGUARDIA

Felicidad
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Uno de los aspectos más sugerentes del discurso (y de la personalidad pública) de Yolanda Díaz es la reivindicación de la felicidad como objetivo político, actitud personal y colectiva y energía transformadora y movilizadora.

La política ponía el foco en la necesidad de ser felices: «No queremos distopías. Queremos ser felices», proclamaba.

La conexión emocional auténtica y empática como motor de cambio y renovación: los tristes no ganan elecciones he afirmado siempre.

La felicidad no es solo un deseo buenista. La Felicidad Interna Bruta (FIB) se ha establecido como un indicador que mide la calidad de vida en términos holísticos y psicológicos en contraposición al Producto Interior Bruto (PIB).

El World Happiness Report 2022, elaborado por las Naciones Unidas, contempla 6 variables determinantes: el PIB per cápita, el apoyo social, la libertad de elección, la corrupción, la generosidad y la esperanza de vida (con buen estado de salud).

En palabras de Jeffrey Sachs, uno de los autores que han contribuido a la investigación, se puede extraer una lección clara: «La generosidad entre las personas y la honestidad de los gobiernos son cruciales para el bienestar».

En tiempos de zozobra y pesimismo contagioso, hay algo rebelde y esperanzador en la sonrisa —dulce y fuerte— de la líder gallega.

Solo los misóginos, machistas o torpes pueden despreciar la fuerza que la felicidad (y la bonhomía) pueden tener en una política vacía, casi desnaturalizada. Si fuera por sonrisas, Yolanda, avanza y conecta. Pero se trata de votos. Hará falta algo más que buenas intenciones, condición necesaria, pero no suficiente.

#BONUS:
Felicidad Interna Bruta (FIB)
https://bit.ly/3cdGcrJ
World Happiness Report 2022
https://worldhappiness.report/
Los tristes no ganan elecciones
http://bit.ly/2Y2qVxE
El contagio
https://bit.ly/3RyXGit