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La conciencia tiene la función de reconocer errores y corregir | CASA DE ORACION LONDRES

La conciencia tiene la función de reconocer errores y corregir nuestra conducta, nos ayuda a no infringir normas morales y éticas.
Previene que cometamos errores que puedan tener grandes consecuencias, no solo para nosotros sino también para los demás. Pero, por otro lado, si la culpa se queda nos carcomerá la vida.  El rey David experimentó esto y lo describe de esta manera:

“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Selah”
Salmo 32:1-4 NVI

Cuando la culpabilidad deja de ser correctiva y pasa a ser juez final, se vuelve negativa y perjudicial. Es por ello que debemos poner en primer lugar a Dios y Su Palabra, para que no caigamos en el error de juzgarnos subjetivamente, porque en ocasiones podemos ser muy severos con nosotros mismos en cuanto a juzgarnos, esto hace que andemos constantemente con culpa. Dios no quiere que carguemos peso que no nos corresponde, pues nos limita a seguir adelante.

El Señor nos llama a estar en paz y a estar a cuentas con Él, para ser libres de culpa.

“Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán. Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. Selah”
Salmo 32:5-7 NVI

Cuando nos arrepentimos, Dios perdona toda transgresión que hayamos hecho, su Palabra dice que nos limpia de toda maldad. Entonces, si Él nos libra de culpa, ¿por qué nosotros nos condenamos?

Es preciso que no tomemos el lugar de Dios como Juez Justo en nuestras vidas, dejemos que su soberanía sea en nuestra vida, aún en la culpabilidad. Si dijo que perdona nuestros pecados y nos redime, así lo hará.

¡Creamos que nos perdona y nos libra de toda culpabilidad!

“El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y está lleno de amor inagotable. No nos reprenderá todo el tiempo ni seguirá enojado para siempre. No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos. Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra. Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente. El Señor es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen. Pues él sabe lo débiles que somos; se acuerda de que somos tan solo polvo.”
Salmos 103:8-14 NTV

En amor,
Raul & Rocío Borboa
CDO LONDRES