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Un antiguo escritor dijo: “Adán no fue engañado, sino influenc | ♡Chicas de Fe♡

Un antiguo escritor dijo: “Adán no fue engañado, sino influenciado.” ¡Y cuán sutil es la influencia en algunos casos! Dios le decía a él—y dice a cada marido— que debía amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, y como se amaba él a sí mismo.

Es muy probable que si tal marido hubiera estado demostrando con su conducta, amor, sustento, cariño y tierna consideración hacia su esposa, cual era su responsabilidad, no se hubiera creado esta ocasión en la que sintió necesidad de recurrir al anciano siervo del Señor para tratar de su problema.

Cuando en un hogar cristiano reinan la confusión y el desorden, generalmente la culpa es de la cabeza, pues tal vez no ha ejercitado el amor que debiera hacia su esposa, o no ha provisto del sustento espiritual necesario para su casa, o sencillamente que no ha sabido ocupar su lugar como cabeza, en el cual Dios le colocó.

No es sólo un privilegio que él tiene en su posición, sino un deber y debe actuar de acuerdo a él, cumpliendo con su responsabilidad. Algunos se descargan de ella, dejando todo a su esposa, viendo que ella es más capaz. A causa de ello son muchas las esposas que salieron del lugar que les pertenece a causa de la deserción de sus esposos en su cometido.

Es de cierto una solemne responsabilidad que contrae cada esposo, y si fracasa en cumplir la parte que le pertenece ¿deberemos extrañarnos si la estructura del hogar se desmorona? Cuando sucede un trastorno en un hogar, Dios ve al jefe como el responsable, por no haber sabido mantener la posición como era debido.