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El amor de Jesús es suficiente

“Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo: Por fin han llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido lanzado a la tierra. Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron” (Apoc. 12:10, 11, NTV).

Lo hiciste otra vez. Aquello que prometiste no hacer “nunca más”. Una milésima de segundo después de gritarles a tus hijos, comer de más o criticar a alguien, llega la marea de culpa. Es una marea tóxica, que carga toneladas de basura del pasado y las lanza sobre la arena de tu alma. Ropas sucias, plásticos, animales muertos, llegan con la marea; te cubren en un momento y bloquean tu relación con Dios.

La culpa me dice que no puedo orar ahora; que espere hasta estar más limpia. La culpa me dice que soy un fraude, que no puedo hablar o escribir acerca de Jesús, siendo tan pecadora. La culpa hace que pida perdón mil veces y me sienta cada vez peor. La culpa viene de nuestro enemigo, el acusador de nuestras hermanas. Mientras que la culpa bloquea el camino, el arrepentimiento nos lleva a Jesús,.

Hoy sentí la marea subir hasta mi nariz. Entonces el Espíritu Santo me susurró al oído: “El amor de Jesús es suficiente”. Al repetir esa frase en mi corazón, una y otra vez, vi la marea ceder y retirarse.

¿Alguna vez te preguntaste qué habría sucedido si Judas Iscariote hubiese aceptado el perdón de Jesús? Tal vez, como Pedro, se hubiera convertido en un pilar de la iglesia primitiva. Pero lo que Judas sintió fue culpa, no arrepentimiento. Esto lo sabemos por los resultados. El arrepentimiento nos acerca a Dios, el sentimiento de culpa, no. Como él mismo no podía solucionar la situación, se sintió humillado. La culpa, cual boa constrictora, se enroscó en su cuello y susurró: “No hay salida. Todo está perdido”. Hasta que Judas se ahorcó.

Dependemos de Jesús para todo. Cuando la marea suba, digamos con humildad: “El amor de Jesús es suficiente”.