Una frase dice que “nadie es culpable de nada, desde que se inventó la excusa”. Pero si nosotros queremos avanzar en la vida, debemos poner la excusa a un lado y asumir nuestra responsabilidad particular.
Con una sencilla confesión como respuesta a Dios, Adán hubiera resuelto su problema de culpabilidad ante Él, pero en lugar de eso, optó por echarle toda la culpa a su esposa, e incluso ¡a Dios mismo!
Se puede notar el tono de Adán en su expresión “la mujer que me diste”, como queriendo decir: “Señor, si tú no me la hubieras dado, esto no habría ocurrido”. Llega un punto de la vida en que se acaban las excusas. Si no hemos sabido cómo enfrentar algo, tenemos que admitirlo ahora, y dejar de justificarnos.
Dios está esperando que nos sinceremos delante de Él. Tenemos la oportunidad ahora mismo de un nuevo comienzo con Él; pero para que eso ocurra, tú debes dejar toda excusa de lado.
