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La lengua Santiago 3:1-12 La lengua es pequeña, sin embarg | ✨ El blog de Estry ✨

La lengua
Santiago 3:1-12

La lengua es pequeña, sin embargo, muchas veces ocasiona problemas grandes. Uno de los pecados que más se comete es con nuestra lengua, cuando decimos cosas inapropiadas (mentiras, ofensas, discusiones, chisme, burlas) que van en contra de lo que le agrada a Dios. Todos hemos usado nuestra lengua muchas veces para destrucción en vez de edificación, todos hemos ofendido con ella (Santiago 3:2).
Como expresé anteriormente, la lengua es una cosa pequeña que ocasiona grandes resultados. Santiago hace una comparación entre las naves y la lengua (Santiago 3:4-5). Las naves, aunque son gigantescas e impulsadas por fuertes vientos, son dirigidas con un pequeño timón a voluntad del piloto. Así también, aunque la lengua es un miembro pequeño, se jacta de grandes cosas.
¿Sabes cuán grande bosque se puede incendiar por un pequeño fuego? Así mismo, con solo una palabra o frase que parezca pequeña o inofensiva, se puede provocar un gran conflicto. Por otro lado, con una palabra o frase que parezca pequeña pero esté llena de amor, se puede provocar un gran gozo en la otra persona.
Santiago nos hace reflexionar en los siguientes versículos. Todos los animales pueden ser domados, pero ninguna persona puede domar su lengua (Santiago 3:7-8). Con ella bendecimos al Señor, pero tristemente, muchas veces maldecimos a los demás. No es necesario decirle a alguien «maldito» para maldecirlo. También lo hacemos con ofensas, cuando usamos palabras negativas y de destrucción, cuando usamos nuestra lengua para el chisme y para burlarnos de los demás, entre otras cosas. No es agradable delante de Dios cuando usamos nuestra lengua para bendecirlo a Él y maldecir a los demás. Eso es hipocresía. Así como ninguna fuente echa por una misma abertura agua salada y dulce (Santiago 3:11), nuestra lengua no podemos usarla para bendecir y maldecir.
Debemos tener mucho cuidado con lo que decimos. A veces con una sola palabra, o una conversación, podemos cambiarle el día a una persona, o incluso su vida. ¿Somos de los que bendecimos a Dios y al prójimo con lo que decimos, o tenemos problemas para refrenar nuestra lengua? La lengua es difícil de controlar, más no imposible. Uno de los frutos del Espíritu es el dominio propio, también conocido como templanza (Gálatas 5:23). El fruto del Espíritu sólo podremos tenerlo cuando realmente el Espíritu de Dios mora en nosotros, y aunque no obtendremos este dominio propio para refrenar nuestra lengua de un día para otro, como tampoco la bondad para ser amorosos y cuidadosos a la hora de decir algo, con la ayuda de Dios y ejerciendo ese fruto del Espíritu en nuestra vida, lograremos domar nuestra lengua.

Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Salmos 34:13

En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente.
Proverbios 10:19

Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.
Proverbios 12:18

No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Mateo 15:11

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