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Una fe más grande que las circunstancias Daniel 3 Momentos | ✨ El blog de Estry ✨

Una fe más grande que las circunstancias
Daniel 3

Momentos antes de arrojar a Sadrac, Mesac y Abed-nego al horno de fuego, el cual había sido calentado siete veces más, Nabucodonosor les preguntó a los tres amigos y siervos del Altísimo: ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? (Daniel 3:5) El rey más poderoso de aquel tiempo estaba dispuesto a echar en un horno de fuego a aquellos que se negaron a arrodillarse ante la estatua de oro que había sido levantada en Dura. La Biblia relata que «todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado» (Daniel 3:7). Todos los presentes, incluidos los hebreos cautivos que allí estaban, se postraron. Quizás algunos no lo hicieron rindiendo verdadera adoración a aquella estatua, quizás se arrodillaron por temor al cruel castigo que le esperaba a aquel que no se postrara, pero lo hicieron. Solo tres hombres de entre aquellos pueblos, naciones y lenguas se quedaron de pie, y decidieron obedecer a Dios, aunque esto les costara la vida.
Volviendo a la pregunta que Nabucodonosor les hizo (¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?), Sadrac, Mesac y Abed-nego dieron una respuesta que mostraba la fe tan genuina que tenían en Dios. Esta fe genuina es la expresión pública de una convicción interna, sin esperar ninguna recompensa a cambio. La respuesta de aquellos amigos fue la siguiente: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado (Daniel 3:16-18).

No es necesario que te respondamos: Ellos no tenían necesidad de defenderse. Su culpa en el asunto era clara. Ellos claramente no se inclinarían hacia esta imagen.

Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos: Con esto, los varones judíos mostraron un buen entendimiento y apreciación del gran poder de Dios. De hecho, ellos sabían que Dios era capaz de salvarles de ambos, del horno de fuego ardiendo y de la mano del mismo Nabucodonosor.
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado: Con esto, los varones judíos mostraron que ellos tenían un buen entendimiento y apreciación de sujeción a Dios. Ellos sabían del poder de Dios, pero ellos también sabían que ellos debían de hacer lo que era correcto, aun cuando Dios no hiciera exactamente lo que ellos esperaban o creían que Él haría.

¿Cuántas cosas pudieron haber dicho estos tres varones ante aquel escenario?
Pudieron haber dicho:
– ¿No hay nada que podamos ganar al resistirnos; no haríamos mucho más al vivir?
Es fácil el decir, “Debemos vivir,” pero en realidad, todos debemos morir, entonces, ¿por qué no morir estando firmes por Dios?
– Estamos en un lugar diferente; en Babilonia haz como los babilonios.
Ellos sabían que Dios no tiene jurisdicción. Debemos hacer más que realizar un hecho de obediencia cuando tenemos una audiencia.
– Perderemos nuestros empleos y nuestro estándar de vida.
A menudo, cuando Dios nos bendice, hacemos de la bendición un ídolo e intentamos comprometernos a Dios para mantener lo que tenemos.
— Después de todo, no somos llamados para renunciar a nuestro Dios.
Ellos podían haberse inclinado por respeto al rey, pero su obediencia a Dios era mayor. El obedecer sus mandamientos y agradarle al Señor era más importante que agradar a los hombres.
— Todos los demás lo están haciendo.
En lugar de eso ellos cultivaron personalidades valientes, dispuestos a estar firmes, solos con Dios.
– Es únicamente una vez, y no por mucho tiempo. Diez minutos, solamente para el rey. Es estúpido el arrojar nuestras vidas por diez minutos.
Estos hombres sabían que diez minutos podrían cambiar una vida entera. Diez minutos puede trazar el curso de tu eternidad.