2022-09-22 20:25:36
Anteriormente en cursos hemos hablado sobre que a veces no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. El "cómo" puede hacer la diferencia entre vender poco y vender mucho.
Aparte del "cómo", hablemos del "pero" que puede inspirar o puede sembrar dudas. Les doy un ejemplo. Supongamos que estamos en la edad media.
En esta edad media en alguna nación muere el rey, no hay ningún heredero varón. Así que asume la hija del rey. Sorprendiendo a la nación, porque se supone las mujeres no están preparadas para la guerra.
Entonces supongamos que la nueva reina minutos antes de una batalla dice:
"Daré mi vida por mi nación y haré todo lo posible para ver derrotados a nuestros enemigos, pero soy mujer y no soy experta en batallas".
Puede comenzar bien el discurso, pero ese final empieza a sembrar dudas entre sus guerreros. Ahora démosle la vuelta.
Ahora empieza así:
"Soy mujer y no soy experta en batallas, pero daré mi vida por mi nación y haré todo lo posible para ver derrotados a nuestros enemigos".
¿Notaron la diferencia? El "qué" es el mismo, pero el "cómo" es totalmente diferente cambiando la ubicación de un "pero".
Entonces para minimizar los efectos negativos de algo, podemos usarlo de primero y luego resaltar lo positivo.
Les he dicho mucho. A veces no es lo que decimos, sino cómo lo decimos.
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Nos vemos en el curso de este sábado
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