2021-12-30 11:22:45
Un texto que imagine 2022. Eso nos pidieron hace unos días desde La Marea. Tuve claro el tema. El año que dejamos atrás ha estado marcado, entre otras cosas, por el foco que la salud mental ha tenido en muchos debates públicos. Ha dejado de ser raro escuchar y decir que no nos da la vida. Ya no es extraño que personas cercanas nos confiesen que están desbordadas de tareas y responsabilidades mientras otras no logran encontrar unas que les garanticen una estabilidad material pero también emocional –sentirse socialmente útiles y dentro– importante. A la crisis laboral y de perspectivas de futuro cercano se le lleva sumando demasiado tiempo la crispación generada por los discursos de odio, por un lado, y por otro el miedo, la desconfianza y el alejamiento físico que ha traído la gestión productivista de la pandemia.
No es fácil pensar, sin caer en la ingenuidad, en horizontes a defender. Se habla de las sonrisas frágiles de quien soporta un peso desproporcionado, pero es un sistema que se alimenta a base de malestares quien muestra su carácter quebradizo. Se habla también más de años de paso y menos de un año en el que se den pasos. 2022 tendrá momentos en que seremos felices y otros duros, eso pasa casi siempre y aquí no somos especialmente fetichistas cronológicos. Pero sí seguramente sea un momento en que tengamos más conciencia que nunca últimamente de que hay un montón de cables sueltos capaces de generar, si hacen contacto, electricidad. El momento en que se extienda la idea de que defender la salud mental colectiva implica necesariamente caminar hacia un trabajo sano en una sociedad que, además de libre de discursos de odio, sea una sociedad más justa, emocionada y esperanzada.
https://www.lamarea.com/2021/12/29/hasta-que-nadie-deba-decir-que-no-puede-mas/
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