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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 32* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 32*

*LIBRO 1*

*CAPÍTULO IX*

*SU PUREZA Y HUMILDAD; TENTACIONES Y PRUEBAS*( continuación)

Huía luego, con todo cuidado, de aparecer virtuoso y sabio, y nunca se puso a disputar con nadie, aunque fuera muy sabio en la ley de Moisés, y todos lo consideraban un tonto y de poco entendimiento; de lo cual gozaba mucho amando ser despreciado y no estimado por nadie.
No quería oír nunca hablar de lo que sucedía por la ciudad, era enemigo de novelerías, y decía que esto le quitaba la aplicación que debía tener, tanto para con su Dios como también hacia el estudio, por lo cual, en su casa, cuando él estaba presente, nunca se hablaba de cosas curiosas, ni de lo que sucedía en el pueblo. En efecto vivía mortificado en todo, no permitiendo nunca a sus sentidos una mínima satisfacción, que le hubiese podido de alguna manera volver menos grato a su Dios.
Estas virtudes iba practicando José, por las luces que Dios le comunicaba en la oración, dándole a conocer claramente lo que debía hacer para darle gusto, y el nunca dejo de hacer todo lo que sabía que era de mucho agrado a su Dios. Dios lo había dotado de un modo admirable para consolar a los afligidos, y en efecto se iba ejercitando en eso, y cuando se encontraba hablando con alguna persona angustiada y afligida, la consolaba con sus palabras de tal modo, que aquella quedaba, sino completamente, al menos muy aliviada en su pena; y José no dejaba de dirigir cálidas suplicas a su Dios, de modo que hubiese consolado a ese prójimo con el cual él había tratado.
Se divulgo por el pueblo la fama, de cómo el Santo Jovencito tenía modales tan suaves para consolar a aquellos que se encontraban en angustias, que muchos iban a su casa para oírlo hablar y para encontrar consuelo, y el Santo Joven los consolaba con sus dulces modales y los animaba para sufrir la angustia, diciendo a todos que se encomendaran a Dios, y que esperaran de Él todo consuelo y todo bien, porque Él se los podía dar cumplidamente. Luego los exhortaba para orar a Dios para que se dignara acelerar el tiempo de sus Misericordias enviando al mundo al Mesías prometido en la Ley; porque este habría sido de consuelo para todos.
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*