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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 33* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 33*

*LIBRO 1*

*CAPÍTULO IX*

*SU PUREZA Y HUMILDAD; TENTACIONES Y PRUEBAS* ( Continuación)

Cuándo había alguna persona angustiada por la pobreza, la cual no tenía con que vivir, acudía a Él con toda confianza, sabiendo cuan grande era su caridad; y él con gran su misión, suplicaba a sus padres para que ayudaran a ese prójimo necesitado, y ellos lo hacían prontamente, complaciendo en todo al hijo. A menudo su padre le daba unos denarios, para que ayudara a los pobres necesitados con sus propias manos, y esto el hijo lo hacía con gran complacencia, gozando poder ayudar a su prójimo, y les decía: —"reconoced que este bien viene de Dios, porque Él lo da de modo que os lo participe a vosotros, de modo que tanto vosotros como yo debemos dar gracias a nuestro Dios que nos da estos beneficios"—. Y así al hacer la caridad huya de todo aprecio, llamándose él también pobre y beneficiado por Dios, para que él beneficiara a su prójimo.
Así también procuraba que todos reconocieran que el bien viene de Dios; dando a Dios toda la Gloria y los agradecimientos. Nuestro José era por lo tanto muy querido por los que él beneficiaba, y lo iban alabando por la ciudad; lo cual fue ocasión de envidia para algunos malos, que comenzaron a perseguirlo y a hablar mal del Santo Jovencito, diciendo que él todo lo hacía para hacerse alabar y apreciar, y el demonio se servía de estos para desacreditar la virtud del Santo Joven.
Esto fue notificado a José, de lo cual gozó mucho en ser desacreditado y que se hablara mal de él, pues solo le disgustaban las ofensas a su Dios y por lo tanto le rogaba para que los iluminara de modo que su bondad no fuera ofendida por aquellos, y los encomendaba cariñosamente a Dios. Cuando el Santo se encontraba con los que le criticaban, se mostraba muy cortes con ellos y muy amable, y si tenía la ocasión de entrar en conversación con ellos, les decía: —“tened cuidado de no ofender a Dios, por lo demás, poco importa que me ofendáis a mí”—. Y algunos de los malvados quedaron encariñados con el Santo por la dulzura de sus palabras y por los modales con los que él los trataba, mientras se humillaba con todos y se sometía, reconociendo a todos, más que a sí mismo y de mayor virtud, hablando a todos con gran respeto y sumisión de modo que los corazones más duros quedaban ablandados frente a sus palabras y dulces modales; y muy bien se veía como el Santo trataba con Dios en la oración, y que su corazón estaba lleno del Espíritu de Dios. ( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*