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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 58* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 58*

*LIBRO 2*

*CAPÍTULO XVI*

*SAN JOSÉ SE PREPARA CON LA ORACIÓN Y LA PENITENCIA PARA RECIBIR DE DIOS EL INCOMPARABLE DON DE LA PURÍSIMA ESPOSA LA VIRGEN MARÍA*( Continuación)

Se quedó mucho tiempo orando y suplicando a Dios la Gracia que le había sido prometida, y aunque no supiera de que se tratara, a pesar de ello la llamaba una Gracia grande y un don sublime, ya sea porque se lo había dicho el Ángel, ya sea porque tenía por cierto de que Dios sabe hacer cosas grandes y dones a su medida. En esta oración, se sintió nuestro José, encender en el corazón un amor más intenso y tierno hacia la santísima doncella María, y en este sentimiento Dios le manifestó como la misma oraba mucho por él, y cómo las oraciones de la misma eran muy gratas y agradables a Dios. El Santo se alegró mucho de esto y creció en el amor purísimo hacia la misma, de modo que lloraba por ello por la dulzura que sentía al pensar en la misma y en sus virtudes singulares y en su santidad y a menudo decía entre sí: "Oh doncella María, Santísima, perfectísima en toda virtud, vos estáis orando tanto por mí, muy indigno, y yo, ¿Qué hare por vos? Otra cosa no puedo hacer que encomendaros calurosamente a nuestro Dios, de modo que os enriquezca siempre más de sus dones y os llene siempre más de sus Gracias". Al decir esto se iba encendiendo también en su corazón un vivo deseo de llegar alguna vez a hablarle, pero puesto que no se creía digno de ello, reprimía este deseo de modo que no creciera en é1 el deseo, porque estimaba difícil poder lograrlo. Después de orar más horas así en el Templo, se fue todo consolado y lleno de júbilo, pero le pareció al Santo que no podía alejarse del Templo, y por lo tanto en ese mes hizo allí su continua morada.
Se preparó con ayunos sufriendo hambre, sed y toda otra incomodidad con tanta alegría y júbilo de su corazón, que todo sufrimiento era una delicia Para él. Poco se ocupó del trabajo en ese tiempo, ocupándose más bien totalmente en la oración, en suplicas presurosas, creciendo en é1 maravillosamente el deseo de conseguir pronto la Gracia que le había sido prometida. Durante ese mes el Santo joven únicamente habló con su Dios, haciendo continuos actos de ofrecimiento a Él, de suplicas, de agradecimientos, alabando y bendiciendo su infinita bondad a la cual encomendaba calurosamente a la Santa doncella María. ( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*