Get Mystery Box with random crypto!

*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 170* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 170*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO IX*

*LA VISITA DE LOS MAGOS*( continuación)

La Divina Madre lo compadecía bastante, porque Ella mucho más que el sentía el dolor y la pena, puesto que al amarle más, más era la pena que sentía por El, a pesar de eso lo consolaba y lo animaba para sufrirlo todo con generosidad, porque así le agradaba a su Dios y le decía: "Sabed, esposo mío, que no es una gran cosa que entre tantos consuelos de nuestro espíritu nuestro Dios nos haga sufrir esta pena, la cual no es poca cosa en verdad para un corazón que ama, estar presente y ver los sufrimientos del ser amado y de un ser tan noble y tan digno como es nuestro querido Jesús".
Nuestro José lloraba al oír las palabras de su amada esposa y le decía: "Sabed, esposa que en mi se duplica esta pena, en primer lugar, por ver entre tanto sufrimiento a nuestro querido Jesús, y luego por veros a vos también, que después de nuestro Jesús os amo intensamente como Madre de Jesús y como esposa mía y compañera muy fiel. Os amo también por el bien que yo por medio vuestro he recibido de nuestro Dios, por las muchas Gracias que has solicitado para mí y por la gran caridad que siempre has tenido para conmigo. Os amo como criatura tan amada y favorecida por nuestro Dios, llena de Gracia y de todas las virtudes, por lo cual podéis pensar qué grande es la pena que yo experimento al veros en tantos sufrimientos, vos que sois de naturaleza tan gentil, tan noble y delicada; mi corazón sufre gran pena".
La Divina Madre se humillaba mucho cuando su esposo le decía estas palabras y le mostraba gratitud por su cariño y por su buena voluntad; y nuestro José gozaba mucho al ver que su amor era grato a su esposa, porque él por su humildad se consideraba indigno, y al oír cuanto le decía su esposa, quedaba muy consolado y animado, diciéndose interiormente: "Si la Divina Madre acepta mi buen afecto y la sinceridad de mi amor, no tengo duda de que lo aceptara también su Hijo y mi Salvador. Oh, pues, ¡que hermosa suerte es la mía, que de personajes tan dignos y tan sublimes sea aceptado con agrado mi afecto y mi buena voluntad!".

*Apóstoles de Su Amor*