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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 174* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 174*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO X*

*VIAJE A JERUSALÉN, LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO*( Continuación)

A continuación, la Divina Madre se unía a los ofrecimientos que su Hijo hacía al Eterno Padre, y a menudo se lo decía también a José de modo que e también se uniera a esos ofrecimientos, al Padre Divino, como también en las súplicas, con lo cual el Divino Niño sentía mucho agrado, y el Divino Padre recibía mucha Gloria. A menudo decía San José a su esposa María que le enseñase lo que tenía que hacer para dar gusto a su Dios y le sea grato, y la Divina Madre no dejaba de complacerlo y de consolarlo. Este gesto, tanto agradaba a nuestro José que quedaba comprometido a mostrarse con Ella siempre agradecido.
Así en este viaje iban en parte cantando alabanzas a su Dios, en parte conversando acerca de sus Misericordias; en parte utilizando el tiempo en santas conversaciones, en parte admirando las obras del Altísimo y en todo y por todo mostrándose agradecidos por todo lo que Él ha realizado, para dicha de ellos y para la Salvación del género humano.
Una vez que llegaron a Jerusalén prepararon lo necesario para la presentación del Niño y para rescatarlo, y todo lo procuro nuestro José con gran cuidado, esto es, las dos palomas y las dos tórtolas para la Divina Madre y las cinco monedas para rescatar al Niño.
Nuestro José no dejó en esta ocasión de admirar la virtud de su esposa María, y la gran humildad que practicaba al querer purificarse como las demás mujeres, siendo Ella purísima y sin mancha alguna. Admiró también la humildad de su Salvador, el cual quiso comparecer y ser presentado y rescatado como los otros niños. Todo lo admiraba y lo conservaba en su corazón, lo cual luego iba meditando durante todo el tiempo de su vida, acordándose siempre de cuanto el Redentor y la Divina Madre realizaban al presente y cuanto habían hecho en el pasado.
Por lo tanto, nuestro José con la Divina Madre y el Niño al llegar al Templo fueron recibidos con gran amor por el Santo anciano Simeón, como también por Ana, llamada la profetisa.
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*