*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 175* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor

*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 175*


*LIBRO 3*

*CAPÍTULO X*


*VIAJE A JERUSALÉN, LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO*( continuación)


Él Santo anciano y la profetisa habían venido al Templo por inspiración del Espíritu Santo y para gozar de la promesa que Dios les había hecho, esto es, que antes de su muerte habrían visto al Redentor nacido.
Realizadas las ceremonias de la purificación, como lo mandaba la ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos para ofrecerlo a Dios. Al tener en sus brazos al Mesías, se llenó de gran consuelo y del Espíritu Santo. Conoció al Salvador y levantando la voz compuso el cantico: "Ahora, Señor, puedes según tu Palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador".
San José todo lo observaba con mucha atención, y vio al Divino Infante todo resplandeciente de una luz muy clara, y lleno de dicha cayó en éxtasis por brevísimo tiempo, en este le fueron manifestados los misterios encerrados en la presentación del Divino Niño . Después que por algún tiempo el anciano Simeón hubo gozado de su Dios Humanado y de haberlo tenido entre sus brazos, la Divina Madre lo rescato con las cinco monedas, y él le devolvió a su Niño, el cual se alegra cuando estuvo en los brazos maternales. Mientras tanto al volver del éxtasis nuestro José estaba atento a todo lo que estaba pasando.
Él Santo Simeón se alegró con la Divina Madre por la suerte que le había tocado, como también con San José, y a ambos les recomendó al Niño, y entre tantos consuelos que cada uno aquí experimentaba, dirigiéndose el Santo anciano a la Divina Madre le dijo que su Niño será motivo de que muchos caigan o se levanten en Israel, y que será signo de contradicción para muchos y que su alma será traspasada por la espada del dolor.
Nuestro José quedó herido en su corazón al oír las palabras que el profeta dijo a su esposa, porque percibió de alguna manera lo que significa esto y aunque procuraba mostrarse valeroso, se afligió sin embargo el Santo y lloró amargamente, y de allí en adelante siempre llevó grabadas en su corazón esas palabras, las cuales le sirvieron de continua pena y de agudo dolor. Pero mucho más quedo traspasada por agudo dolor la Divina Madre, pues ya todo lo comprendía claramente y la espada del dolor no se aleja nunca más de su corazón virginal.
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*