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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 248* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 248*

*LIBRO III*

*DE EGIPTO A NAZARETH HASTA LA PÉRDIDA DE JESÚS*

*CAPITULO VI*

*ACONTECIMIENTOS DOLOROSOS Y ALEGRES DEL VIAJE*( Continuación)

El Divino Niño sentía el cansancio, al igual que cualquier Niño, y se lo veía hambriento; de eso nuestro José sentía una
gran pena y le pedía que consiguiera la Gracia del Padre Divino para que el solamente sintiera el cansancio, y le decía: — ¡Oh mi querido y amado hijo!, decid al Padre Divino que me haga experimentar todo el sufrimiento del cansancio, porque solo yo soy pecador. A mí me toca el sufrimiento y no a Vos y a vuestra Divina Madre, que sois inocentes y Santos.
El Divino Niño le contestaba con mucha gracia, y le decía que Él había bajado del Cielo a la tierra para sufrir y que sufría con mucho agrado para cumplir la Voluntad del Padre y por la salvación del género humano. Luego le manifestaba el gusto que sentía al sufrir con tanta gracia que, tanto el Santo como la Divina Madre, se encendían en el amor al sufrir, de modo que todo lo que sufrían les parecía muy poco. Y así después de haber descansado un poco retomaban su viaje, y cuando el Divino Niño se daba cuenta de que su José estaba cansado, comenzaba a hablarle acerca de las perfecciones de su Padre Celestial; de lo cual el Santo sentía tanto agrado, al igual que la Divina Madre, que ya no sentían la angustia del cansancio, sino que caminaban todos concentrados gozando una dicha indescriptible en su espíritu de modo que hacían el largo viaje sin ni siquiera darse cuenta.
Nuestro José no conocía el camino que llevaba a Nazaret; a pesar de eso no pregunto ni averiguo nunca, seguro que al ir con Jesús no habría equivocado el camino; y de hecho el Divino Niño los guiaba por el camino correcto. A veces se detenían, y el Divino Niño les hacía contemplar la grandeza del campo y la inmensidad de los cielos y les decía: —"Observad el orden de todas las cosas y la Sabiduría con la cual mi Padre Celestial las ha creado"—. Y comenzaba a hablarles de la Sabiduría divina con tanta gracia y elocuencia que tanto nuestro José como la Divina Madre eran arrebatados en un éxtasis y así se quedaban por algún tiempo; y entonces el Divino Niño se quedaba orando al Padre y suplicándole por la salvación del género humano. ( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*