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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 253* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 253*

*LIBRO III*

*DE EGIPTO A NAZARETH HASTA LA PÉRDIDA DE JESÚS*

*CAPÍTULO VI*

*ACONTECIMIENTOS DOLOROSOS Y ALEGRES DEL VIAJE*( Continuación)

Otras veces venían los Ángeles y les llevaban el alimento necesario, de lo cual nuestro José daba afectuosas gracias a su Dios. Cuando se encontraba en una gran necesidad, dirigiéndose al Padre Divino le suplicaba para que les proveyera, diciéndole que no mirara su indignidad, sino a la necesidad de su Unigénito Hijo y de la Divina Madre. Dios no tardaba mucho en proveerlos, ahora de una manera, ahora de otra. Aconteció sin embargo algunas veces que queriendo Dios probar a su siervo fiel, se demora en proveerlos, y el Divino Hijo decía a su José: "Padre mío, Yo me encuentro necesitado de algún refrigerio, a la vez que siento hambre y sed".
Estas palabras herían el corazón de José, y se ponía a llorar con las manos juntas hacia el Cielo, invocando a la Divina Providencia, luego dirigiéndose a su amado hijo, le decía: "Oh amado hijo mío, ¿que podría hacer yo para ayudaros en vuestra necesidad?, yo me siento morir por no tener como ayudaros. Rogad pues a vuestro Padre Divino para que se digne enviaros el alimento necesario, cuanto sea suficiente para Vos y para vuestra Santa Madre, que, para mí, al no merecerlo, sufriré de buena gana esta necesidad".
Y el Divino Niño, al igual que los otros Niños, se encogía de hombros y mostraba señales de gran necesidad; por lo cual el Santo se ponía de rodillas y con muchas lágrimas rogaba a su Dios para que viniera en ayuda de su amado Jesús en esa necesidad. El Padre Divino, después de haber probado la paciencia y el sufrimiento de su siervo, lo proveía abundantemente, tanto para su Unigénito como para la Divina Madre y para su fiel siervo; y esto lo hacía a través de los Ángeles; de lo cual quedaba totalmente consolado el apenadísimo José, rindiendo abundantes gracias a su Dios por la providencia que le había enviado, y suplicaba a su Santa esposa para que cantara alguna alabanza a la Divina Providencia, y lo hacía con el beneplácito de su Jesús y para consuelo de José, que caía en éxtasis por la dicha. ( Continuación)

*Apóstoles de Su Amor*