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*VIDA DE SAN JOSÉ* *Hna. María Cecilia Baij* *Entrega 264* | 💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor



*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 264*

*LIBRO III*

*DESDE EGIPTO A NAZARETH HASTA LA PÉRDIDA DE JESÚS*

*CAPITULO VIII*

*VISITA A JERUSALÉN*( Continuación)

Se alegraba mucho al oír cantar a esos pajaritos, gozando de que ellos alabaran a su Dios, puesto que no lo hacían las criaturas racionales. Nuestro José oyó también algunas veces los cantos de los Ángeles, aunque no los viera, pero esto fue muy rara vez, si bien el canto de los Ángeles era muy agradable, no se comparaba al dulcísimo canto de su Santa esposa. Nuestro José oyó estos canticos angelicales al acercarse a la gruta del Nacimiento del Redentor y de ello gozó mucho porque en esa ocasión cantaron dulces melodías con alborozo y mucha alegría. Ya se imaginaba nuestro José cuando oía estos cantos sin ver nada, que eran los Ángeles que cortejaban a su Rey y Reina, pero a pesar de todo eso nunca se atrevió a preguntarlo.
Sin embargo, se lo manifestó la Divina Madre cuando al estar tratando acerca de las divinas alabanzas, decía: "Aprendamos de los coros angelicales a alabar a nuestro Dios. ¿Estáis oyendo, José, cómo lo alaban dulce y sabiamente?". Y así el Santo confirmaba que los que cantaban esa dulce Melodía eran los Santos Ángeles y decía a su esposa: ¡queridísima esposa!, sabed que me causan gran alegría y consuelo los cantos de los Ángeles, pero no tiene comparación el consuelo que causa a mi corazón vuestro canto que les dé incomparable dulzura y de gracia indescriptible. quien podrá nunca describir la dicha y la alegría que siente mi corazón, el consuelo que prueba mi espíritu, cuando vos, esposa queridísima, levantáis vuestra voz dulcísima para cantar?, yo no sé con quién compararos, porque en mucho superáis las melodías de los Ángeles. En efecto, esposa amadísima, nuestro Dios os ha dotado de todas las virtudes sublimes y de todas las prerrogativas por las cuales podéis dignamente tener el puesto de verdadera Madre del Mesías, y yo gozo y os felicito, que hayáis sido escogida para un puesto tan digno y doy gracias continuamente al Altísimo, complaciéndome por vuestra suerte. Y vos, queridísima, no os olvidéis de dar gracias a nuestro Dios por un favor tan grande que ha hecho a mí, criatura indigna, al elegirme por vuestro esposo y guardián. Vos que sois tan grata y querida a El hacedlo en mi lugar, porque yo me considero incapaz para corresponder a tantos dones y a tantas Gracias"—.

*Apóstoles de Su Amor*