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Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro pro | ORACIONES CATÓLICAS

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

CUARTO MISTERIO: Jesús nos anuncia que al comer su Cuerpo y beber su Sangre, nos hacemos uno con El, y El se hace uno con nosotros.

Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.R: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacramentado.

LEEMOS JUAN 6 55-57
Jesús nos enseñó que por medio de la Eucaristía nos hacemos uno con El , y El se hace uno con nosotros. Esto nos llena de alegría porque Dios mismo nos permite sentir su presencia dentro de nosotros, y esta alegría nos mueve a alabarlo desde lo más profundo de nuestro ser. Nos unimos a la alabanza respondiendo a cada oración: “Te alabamos Señor”.
Porque estás ahí presente en la Eucaristía, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque te haces uno con nosotros y nos permites ser uno contigo en la Eucaristía, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque por medio de la Eucaristía haces que todos seamos uno en la Iglesia, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Por el amor de tu entrega en la Cruz para salvarnos y darnos Vida Eterna, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque en los momentos de sufrimiento y de vacío en nuestra alma, Tú nos alimentas y nos das vida con el pan divino de la Eucaristía, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque contigo se alegra nuestro corazón, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque al recibirte inundas nuestras almas de una profunda alegría, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Porque al recibirte en la Eucaristía, sanas las heridas de nuestra alma, queremos decirte…”Te alabamos Señor”.
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros, esperando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria
Oh María, Madre de la Eucaristía, haz que yo ame a vuestro Hijo Jesús, presente en el Sagrario, sin cesar, noche y día. Bendito y Alabado sea por siempre el Santísimo Sacramento.
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

QUINTO MISTERIO: La institución de la Eucaristía en la Ultima Cena.

Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.
R: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacramentado.

LEEMOS Mt 26,26-28; 1Cor 11,25
Al dejarnos su Cuerpo y su Sangre, Jesucristo nos hizo dos grandes regalos: primero, su presencia en nuestras vidas de una forma visible, como alimento, y segundo, la Vida Eterna, que es el regalo más grande que podría habernos hecho. Conscientes de la maravilla de sus presentes, queremos darle gracias sinceramente. Lo hacemos, respondiendo a cada oración: “Gracias Señor”
Porque al recibir tu Cuerpo y Sangre nos fortaleces en la fe, te decimos…
Porque con tu Cuerpo revives nuestro espíritu, te decimos… “Gracias Señor”
Porque te ofreces cada domingo en la Eucaristía, te decimos… “Gracias Señor”
Por la fuerza que nos renuevas en cada Eucaristía, te decimos… “Gracias Señor”
Porque a pesar de nuestras miserias, te entregas a nosotros sin condiciones y con amor, te decimos… “Gracias Señor”
Porque en cada Misa nos esperas para regalarnos una vez más tu Cuerpo y tu Sangre, te decimos… “Gracias Señor”
Porque en cada Comunión, no miras nuestros pecados, sino nuestra fe, te decimos… “Gracias Señor”