2022-02-05 23:26:15
Sábado 5 de febrero de 2022
SAN FELIPE DE JESÚS, Mártir
Reflexión al evangelio de Lucas 9,23-26
EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ, ÉSE LA ENCONTRARÁ.
San Felipe de Jesús fue el primer mártir mexicano. Nacido en la ciudad de México. Hombre inquieto y aventurero que partió a las Filipinas y ahí se enroló con la Orden de San Francisco. De regreso a su patria, México, para su ordenación sacerdotal, su barco naufraga en las costas de Japón donde sufrió el martirio con otros compañeros, entregando así su vida al Señor. Fue canonizado en 1862. Con la vida de este Santo, podemos comprobar el dicho: “Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Felipe, en su juventud, no fue un elemento a imitar, al contrario, con su rebeldía y vida disipada, nadie hubiera creído que ese joven travieso llegara a ser santo. Lo que significa que Dios elige a cada uno para una misión a pesar de haber sido uno mediocre. Dios no mira las apariencias, sino el corazón. La inquebrantable fe de Felipe le hizo tener confianza absoluta en Dios y así superar todas las dificultades -que no fueron pocas-, a lo largo de su vida.
A veces, es peligroso sentirse cristiano de “todo la vida”, pues se corre el riesgo de no revisar nuestra fe y no entender que, en definitiva, la vida cristiana no es sino un continuo caminar desde la incredulidad hacia la fe en el Dios vivo de Jesucristo. Algo que no lo atestigua la vida de Felipe de Jesús. Con frecuencia creemos tener una fe inconmovible en Jesús, porque lo tenemos perfectamente definido con fórmulas precisas, y no nos damos cuenta de que, en la vida diaria, lo estamos desfigurando continuamente con nuestros intereses y cobardías. Lo confesamos abiertamente como Dios y Señor nuestro, pero a veces, apenas significa gran cosas en las actitudes que inspiran nuestra vida.
Cuando, en momentos de verdadera gracia, uno se acerca sinceramente al Jesús del Evangelio, se encuentra con alguien vivo ya palpitante. Alguien a quien ya no es posible olvidar. Alguien que nos sigue atrayendo a pesar de nuestras cobardías y mediocridad. Jesús, “el Mesías de Dios”, nos coloca ante nuestra última verdad y se convierte para cada uno de nosotros en invitación gozosa al cambio, a la conversión constante, a la búsqueda humilde pero apasionada de un mundo mejor para todos.
Jesús es peligroso. En él descubrimos una entrega incondicional a los necesitados que pone al descubierto nuestro radical egoísmo. Una pasión por la justicia que sacude nuestras seguridades, cobardías y servidumbres. Una fe en el Padre que nos invita a salir de nuestra incredulidad y desconfianza. Jesús es lo más grande que tenemos los cristianos. Él infunde otro sentido y otro horizonte a nuestra vida. Él nos contagia otra lucidez y otra generosidad. Nos comunica otro amor y otra libertad. Él es nuestra esperanza.
Pedimos la intercesión de San Felipe de Jesús que con su fe firme en Jesús supo llevar a cabo todo sufrimiento que una persona puede padecer, como es el martirio, nos ayude a entender que confiando en el Señor, todo es posible en esta vida.
Palabra y Vida
Sitio web: https://www.palabrayvida.mx/
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