2021-12-19 18:55:26
LAS 4 ESTACIONES DEL MATRIMONIO
El alto y majestuoso olmo que se ve por mi ventana está cubierto de
nieve hoy. Estamos al final de enero y el invierno ya ha llegado a
Carolina del Norte. Las escuelas están cerradas, al igual que la
mayor parte de los negocios, y las calles como los jardines están
cubiertas de una bella frazada de blanco. Enla acogedora comodidad de mi estudio,estoy sentado al lado de la chimenea y reflexiono.
Recuerdo el primer verano cuando nos mudamos a este lugar. Al otro lado del jardín,el olmo estaba envuelto en una lucha de vida o
muerte con una enredadera kudzú. Esta, de hojas anchas, estaba
ganando y ahogando la vida del desafortunado árbol. Mirando
hacia el arroyo, vi otros árboles que ya habían muerto. Sus ramas
muertas habían caído y sus troncos, todavía señalando hacia el cielo, estaban cubiertos de serpenteadas viñas. Simplemente estaban
esperando que el próximo viento fuerte los derribara.
Aunque había llegado demasiado tarde para salvar a los otros
árboles, estaba determinado a rescatar al olmo. Con mi afilada
podadora de acero en la mano, ataqué la enredadera kudzú con
toda el alma,cortando todos sus tallos alrededor del árbol.Las grandes tenían cinco centímetros de diámetro,y las más pequeñas tenían
un poco más de un centímetro. Finalmente, me retiré de la lucha y
esperé que la naturaleza siguiera su curso. Dentro de una semana,
las hojas de la enredadera se habían marchitado y me imaginé que
el olmo estaba respirando con más facilidad.
Pronto el verano se convirtió en otoño, y este en invierno.Cuando llegó la primavera, el olmo desarrolló sus delgadas hojas en feliz
desafío a los zarcillos grises que todavía colgaban con flacidez sobre
sus ramas.Cuando llegó el verano otra vez, las ramas muertas de la
enredadera kudzú se habían caído y el olmo había cobrado nueva vida.
Desde entonces, he observado pasar muchas estaciones. He visto
al olmo beber las lluvias primaverales,absorber los rayos de sol veraniego,dejar caer sus hojas con los vientos otoñales y vestirse del hermoso blanco invernal.
Hoy, mientras estoy sentado al lado de la chimenea, mirando el
paisaje helado por la ventana, también reflexiono en las estaciones
de mi vida y mi carrera como consejero matrimonial.Pienso en los
cuarenta y dos años que Karolyn y yo hemos vivido juntos como
esposo y esposa,y recuerdo que nosotros también hemos pasado por
muchos inviernos, primaveras, veranos y otoños.
Una vez escuché a un orador decir que hay cuatro estaciones en el
matrimonio. Como lo explicó él, comenzamos como jóvenes en la primavera de la vida, entusiasmados con el futuro. Luego llega el
verano cuando nos dedicamos a nuestras vocaciones y tal vez a la crianza de los hijos. Después del verano llega el otoño, cuando los
hijos se van del hogar y quedamos solos de nuevo.Luego,en nuestros
años finales de la vida, experimentamos el invierno. Aunque hay
algo de verdad en esta analogía, me parece una descripción demasiado simplista del matrimonio.
Mi experiencia, tanto en el mío propio como aconsejando a parejas por más de treinta años, sugiere que los matrimonios están cons-
tantemente en un estado de transición, moviéndose de continuo de una estación a otra,tal vez no todos los años,como en la naturaleza,
pero tan cierta y constantemente. Algunas veces nos encontramos en
invierno,desalentados,separados e insatisfechos; otras veces experimentamos la primavera, con su frescura, esperanza y anticipación. En otras ocasiones nos deleitamos en el sol del verano, y estamos
cómodos, tranquilos, disfrutando de la vida. Y luego llega el otoño
con su incertidumbre, negligencia y temores. El ciclo se repite muchas veces a través de la vida de un matrimonio, igual que las
estaciones se repiten en la naturaleza.
2 viewsMaria De Los Angeles Ochoa, 15:55