Alexandr Dugin definía ayer la postura racial-masoquista de su eurasianismo, un lavado de cara del ridículo nacional-bolchevismo de toda la vida, que, como demostró el bastardo de Ernst Niekisch, desemboca en el marxismo clásico.
Tanto las palabras como esa foto cristiana que las acompaña han sido elegidas por el propio Dugin.